El récord de Ebrahim Raisi: Irán probablemente supere las cifras totales de ejecuciones de 2021
La semana pasada, varias organizaciones de derechos humanos, se unieron a una campaña para llamar la atención sobre lo que denominaron como una "ola espeluznante", una "racha" de ejecuciones en Irán. Una declaración de Amnistía Internacional, reiteró el contenido de informes anteriores, en los que se constataba que se habían llevado a cabo más de 250 ejecuciones en todo Irán, tan sólo en el primer semestre de 2022. En el mes de julio se han producido aumentos sustanciales, en consonancia con la observación del comunicado, que señala se ha ejecutado a más de una docena de presos a la vez, en el marco de la oleada en curso.
Information gathered shows that since early 2022, Iran’s authorities have regularly carried out mass executions. On 15 June, authorities in Raja’i Shahr prison executed 12 people, which followed the mass execution of 12 people on 6 June in Zahedan prison.https://t.co/htFDJnkgjk pic.twitter.com/SQAKPBuxps
— Amnesty Iran (@AmnestyIran) July 28, 2022
Según Iran Human Rights Monitor, al menos 11 personas fueron ahorcadas el sábado 23 de junio, después que los días miércoles y jueves anteriores ya se habían contabilizado un total de ocho ejecuciones. La misma fuente ofreció una estimación ligeramente superior al total de ejecuciones en los primeros seis meses de 2022, respecto de la presentada por Amnistía Internacional, señalando que superaba la estimación para todo el año 2020. Según algunos informes, las ejecuciones del último mes han hecho que el año en curso, igualmente supere ya al número total de ejecuciones dentro de Irán, respecto a todo 2021.
Las organizaciones de derechos humanos se basan habitualmente en diversas estimaciones, para llamar la atención sobre el problema de las ejecuciones excesivas en Irán. Esto se debe a que muchas de esas ejecuciones se llevan a cabo en relativo secreto, lo que permite a las organizaciones en cuestión recopilar informes de fuentes independientes, incluidos los reclusos de las instalaciones, donde supuestamente se han llevado a cabo nuevas ejecuciones. La Agencia de Noticias de Activistas por los Derechos Humanos, ha afirmado en numerosas ocasiones, que el 88 por ciento de las ejecuciones no se mencionan en los medios de comunicación estatales iraníes, ni en las declaraciones oficiales del poder judicial del país, y que "las organizaciones de derechos humanos conocen estas ejecuciones no denunciadas, como ‘ejecuciones secretas’".
Según todos los indicios, las ejecuciones han aumentado considerablemente desde el nombramiento del clérigo de línea ultra, Ebrahim Raisi, como presidente del país en junio de 2021.
Raisi ha sido calificado como el "carnicero de Teherán", por su apoyo entusiasta al uso generalizado de la pena capital y corporal. En el verano de 1988, fue uno de los cuatro funcionarios que formaron parte de la "comisión de la muerte" de Teherán, que supervisó las ejecuciones masivas de presos políticos, en las cárceles de Evin y Gohardasht, como parte de una masacre nacional que se cree, cobró alrededor de 30.000 vidas. A partir de 2019, como jefe del poder judicial, supervisó quizá la peor represión de la disidencia de los últimos años. Antes de asumir ese papel, Raisi se desempeñó como jefe de la llamada fundación religiosa, Astan-e Quds Razavi, que tiene un largo historial de financiación al terrorismo, y fomento del extremismo islámico en todo el mundo.
El nombramiento de Raisi como presidente fue ampliamente considerado como una respuesta al crecimiento del malestar interno, y a los llamamientos abiertos al cambio de régimen desde finales de 2017. Las protestas generalizadas en Irán, los continuos levantamientos a nivel nacional y el papel del principal grupo de la oposición iraní, la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI/MEK) en esos levantamientos, obligaron al régimen a cerrar filas, y a seleccionar a Raisi, el "carnicero de Teherán", como presidente para hacer frente a las protestas y los levantamientos.
Los resultados de la selección de Raisi han sido más represión y ejecuciones. El régimen ha llegado a detener y encarcelar a profesores y educadores, quienes protestan por su salario y sus duras condiciones de vida.
El martes, tres profesores fueron detenidos en la ciudad de Divandareh, después de que se unieran a una manifestación, que exigía la libertad de otros cinco profesores, quienes permanecían detenidos sin cargos, tras haber sido arrestados hace más de un mes. Otros numerosos activistas de la enseñanza, igualmente permanecen detenidos en todo el país, en relación con una protesta nacional, la cual tuvo lugar en mayo y que coincidió con el Día Internacional de los Trabajadores, así como con un movimiento de protesta más amplio, a través del cual, los educadores llevan años exigiendo mayores salarios y mejores condiciones.
Los profesores son solo uno de los muchos grupos profesionales y sociales, que han protagonizado recurrentes desafíos al régimen clerical en los últimos años. Según el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, este país ha sufrido al menos ocho levantamientos antigubernamentales adicionales, desde el levantamiento inicial de diciembre de 2017 y enero de 2018.
El régimen ha reprimido ferozmente la mayoría de ellos, pero con poco resultado. De hecho, la matanza masiva de 1.500 manifestantes durante un levantamiento en noviembre de 2019, desencadenó un "movimiento de búsqueda de justicia", el cual sigue activo hasta el día de hoy y que incluso, llama la atención sobre otros problemas internos. El 11 de julio, varios familiares de las víctimas de la represión de 2019, fueron detenidos.
Ebrahim Raisi es un asesino en masa, y la mano de hierro de Jamenei en el trato con la gente y la comunidad internacional, tiene un papel que desempeñar ante las violaciones diarias de los derechos humanos dentro de Irán. Tiene que haber un cambio en la política hacia el régimen de Irán. Raisi y los funcionarios del régimen deben ser juzgados y llevados ante la justicia por sus crímenes. La comunidad internacional no debe dar la mano a Raisi; debe estar junto a las víctimas, a las familias de los torturados y ejecutados por este régimen, especialmente las víctimas de la masacre de 1988.
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