El derecho al divorcio, uno de los múltiples derechos privados a las mujeres iraníes

By Amigos españoles de Irán libre - agosto 27, 2022

 


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El régimen clerical en Irán discrimina a las mujeres en todos los ámbitos sociales. La desigualdad en el derecho al divorcio es uno de los ejemplos más evidentes. 

Esta desigualdad es tal que, muchas mujeres iraníes, cuando son maltratadas por sus maridos, prefieren mantener el statu quo antes que verse envueltas en "tribunales de familia" misóginos, y jueces corruptos. Algunas mujeres incluso se plantean el suicidio.

 

El artículo 1133 del Código Civil del régimen subraya claramente: "Un hombre puede divorciarse de su mujer en cualquier momento".

 

Esto significa que el hombre puede decidir divorciarse a su antojo; su única limitación es un detalle legal como recibir un certificado de no compromiso, así como hacer un pago de dote y pensión alimenticia.

 

Aunque las mujeres iraníes son objeto de graves violencias y acosos, sólo recurren al divorcio cuando han abandonado toda esperanza, decidiendo aceptar la humillación social y económica que las persigue en una cultura arcaica.

 

Dadas estas circunstancias, las mujeres deberían tener más derecho a ser protegidas por la ley. Pero, ¿cuál es la realidad en Irán?

 

Este artículo destaca las formas en que las mujeres se ven obligadas a solicitar el divorcio. Estos métodos deberían considerarse barreras legales para que las mujeres logren su derecho al divorcio.

 

 

El derecho al divorcio debe estar estipulado en el contrato matrimonial


El artículo 1119 del Código Civil del régimen, acepta el derecho de la mujer al divorcio si se ha estipulado en el contrato matrimonial. Debe constar en el contrato que, si el marido va a casarse con otra mujer, se ausenta durante un periodo determinado, renuncia a su financiación económica o amenaza la vida de la mujer, hasta un punto en que el matrimonio sea insoportable, la mujer debe probar las acusaciones ante los tribunales.

 

Es una tragedia tener que probar tales asuntos en un tribunal patriarcal, cuyo objetivo es "reconciliar" a las partes. Un contrato matrimonial de este tipo, arruinaría la relación de las familias desde el principio. Por ello, la mayoría de las familias no aceptan este tipo de contrato.

 

Incluso si esa condición se estipulara en el contrato matrimonial, la mujer no podría solicitar el divorcio en la realidad. Necesitaría un documento oficial de representación de su marido. En otras palabras, en el momento del matrimonio, el futuro marido tendría que acudir a un notario, para otorgar un poder a su futura esposa y entregarle el documento oficial para el derecho de divorcio.

 

La autorización de la mujer no debe ser reclamada, y debe quedar registrado oficialmente, que tiene pleno derecho al divorcio.

 

Sin embargo, según el artículo 678 del Código Civil, el marido puede rescindir el poder en cualquier momento, a menos que esté asentado en el contrato matrimonial, que la mujer tiene poder sin despido.

 



La mujer debe demostrar la persistencia de las dificultades de la convivencia, para lograr el derecho al divorcio.

 

Según el artículo 1130 del Código Civil del régimen, para conseguir el derecho al divorcio, la mujer debe demostrar que la permanencia en el matrimonio le está causando adversidad, e insuficiencia en su vida. Sólo entonces el gobernante misógino le permitirá divorciarse.

 

Algunos ejemplos son que el marido abandone a su familia durante un período de al menos 6 meses consecutivos, o 9 meses intermitentes en un año, sin justificación alguna. Otros ejemplos son que el marido sea adicto a las drogas o al alcohol y se niegue a dejarlo; que cumpla condena en la cárcel durante más de 5 años; que maltrate a su mujer, o la someta a un abuso continuo y excepcional; o que padezca una enfermedad incurable.

 

Además de tener que probar los ejemplos anteriores, la esposa debe demostrar que la dificultad existía en el momento de solicitar el divorcio, y que persistía. Esto significa que una mujer no puede solicitar el divorcio, basándose en los daños anteriores a los que ella o sus hijos fueron sometidos en el pasado, y debe probar que su marido sigue mostrando los mismos comportamientos. En otras palabras, el marido puede fácilmente cambiar su comportamiento de forma temporal y engañosa, para evitar que una mujer se divorcie, o para fingir que ha cambiado.

 

Antes de la promulgación del artículo 1130, el artículo 1029 de la misma ley, fundamentaba la solicitud de divorcio por parte de la mujer, en un período de abandono total de 4 años por parte del marido. Esto difiere de las condiciones contenidas en el artículo actual.

 

En consecuencia, las leyes del régimen han dejado vacíos legales que permiten a los jueces misóginos, negar a la mujer el derecho al divorcio, incluso en los casos más graves de violencia contra la mujer, que pueden haber provocado mutilaciones y daños a los hijos.



Divorcio pactado


La ley del régimen impone incluso trabas a las parejas que buscan un divorcio pactado. Desde noviembre de 2018, y de acuerdo con la directiva 9000/13104/55, emitida el 26 de diciembre de 2018, los solicitantes de un divorcio acordado, deben dirigirse primero al sistema de citas de divorcio para que se les asigne un tiempo.

 

Después de registrarse, las parejas deben seguir un curso de varias consultas, en el cual, en un plazo de 45 días, la pareja debe asistir a cinco consultas obligatorias, para obtener un certificado que pruebe las diferencias irreconciliables. A continuación, su abogado puede registrar el divorcio acordado en la Oficina Judicial. En un divorcio pactado, la mujer debe someterse primero a una prueba de embarazo, bajo la supervisión del tribunal, para que los jueces finalicen el divorcio.

 

Naturalmente, las leyes aplicables al divorcio pactado no permiten a la mujer solicitar la dote.


Un divorcio irrevocable


Una última opción para que la mujer se divorcie es el "Khal", o divorcio irrevocable. El artículo 1146 del Código Civil del régimen describe este divorcio como sigue: "La pareja se divorcia debido al odio de la mujer hacia su marido. El hombre se divorcia al recibir una cantidad de dinero acordada".

 

Esto significa que, para salir de la dominación de su marido, la mujer debe dar a su marido que la sometió a graves violencias, un paquete financiero tan atractivo que no pueda rechazarlo.

 


 

La custodia de los hijos no se concede a las madres


El artículo 1169 del Código Civil del régimen, concede la custodia a la madre hasta que el niño cumpla 7 años. A partir de entonces, la custodia se transfiere al padre. El artículo 1170 establece que "si la madre se casa durante el tiempo de su custodia, sea el infante niño o niña, se le puede negar la custodia a petición del padre".

 

Naturalmente, las madres iraníes creen que deben renunciar a su derecho al divorcio, para poder proteger a sus hijos. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres que quieren divorciarse a causa de la violencia, o la adicción del marido. Estas mujeres suelen ser económicamente dependientes y viven en circunstancias extremas.

 

La custodia de los hijos se concede, en función de la edad a la pubertad. Según el misógino Código Civil, el derecho a la custodia de una niña es sólo hasta los 9 años, mientras que para el del niño es hasta los 15.

 

 


La última medida del régimen para despojar a las mujeres iraníes de su derecho al divorcio


En mayo de 2022, se publicó la noticia de que el parlamento del régimen había presentado un nuevo proyecto de ley, el cual exigiría una evaluación de la situación financiera de un hombre antes de encarcelarlo por no pagar la dote de su esposa. Si el proyecto de ley se aprueba, será imposible que las mujeres obtengan una dote.

 

El proyecto de ley estipula que "si se solicita una indemnización, el hombre no irá a la cárcel hasta que se demuestre su capacidad de pago". En tales circunstancias, la mujer también debe demostrar que el hombre tiene capacidad financiera.

 

De acuerdo con la ley que castiga los delitos financieros, siempre se cree que el endeudado es capaz de pagar sus deudas, a menos que se demuestre lo contrario. Con este proyecto de ley, los diputados, en lugar de obligar al deudor a pagar la dote que aceptó en el momento del matrimonio, presumen que el hombre es incapaz de pagar.

 

La ley también representa un tipo de impuesto sobre las dotes. Cuanto mayor sea la dote, mayor será el impuesto. Tal acto es una nueva forma de saquear los derechos de las personas (Agencia de Noticias ISNA, dirigida por el Estado, 24 de abril de 2022).


Las leyes misóginas de los mulás han puesto todo tipo de obstáculos a las mujeres, para negarles el derecho al divorcio. Esta discriminación forma parte de su política para reprimir a las mujeres por todos los medios, marginarlas y convertirlas en seres humanos de segunda clase.

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