Tres de cada cuatro iraníes se inclinan por la rebelión, concluye un estudio estatal
By Amigos españoles de Irán libre - septiembre 07, 2022
Casi tres años después del histórico levantamiento de noviembre de 2019 en Irán, siguen produciéndose protestas por todo el país, en las que participan personas de todos los ámbitos. Cada vez más, las propias instituciones del régimen y los medios de comunicación estatales reconocen públicamente el estado explosivo de la sociedad iraní.
"Tres de cada cuatro iraníes participan en protestas", advirtió la Universidad Suprema de Defensa Nacional del régimen en un reciente estudio sobre seguridad nacional. En él se nombran "los disturbios, el malestar, el caos y otros comportamientos colectivos de protesta" como formas de desafío social actualmente en curso en Irán.
El SNDU funciona como parte del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y se dedica a realizar trabajos a nivel de doctorado sobre doctrina militar, ciencias de la defensa aplicadas y gestión. A todas las personas que participan en esos trabajos se les exige tener al menos 50 años y "prometer y demostrar su lealtad al Líder Supremo". Estos requisitos limitan las solicitudes a los militares que han participado activamente en delitos sistemáticos durante las últimas cuatro décadas.
El estudio recién publicado examinó los levantamientos a nivel nacional de enero de 2018 y noviembre de 2019, así como las protestas posteriores, algunas de las cuales todavía están en curso y pueden sentar las bases para aún más levantamientos. El estudio concluye: "Con la continuación de la crisis económica y el fuerte aumento del sentimiento de injusticia y desigualdad en la sociedad, si se forman levantamientos de nuevo, casi el 75% de la gente participará en las protestas".
Esta investigación, que se afirma haber sido realizada en Teherán, indica que casi el 67,2% de los iraníes han experimentado un "estado relativo de privación" en "niveles altos". También se constató que el 82,2% de los iraníes encuestados "insisten en que aún no han satisfecho sus necesidades", mientras que "el 59,4% de las personas consideran que la situación del país es anómala y anormal".
En cuanto a la disposición a participar en las protestas, sólo el 25,1% de la gente se muestra pasiva ante los agravios y no tiene deseos de participar en ninguna "desobediencia civil o no civil". Por otro lado, esta investigación destaca que el 41,7% de las personas tiene una tendencia baja, el 22,5% tiene una tendencia moderada y el 7,07% tiene una tendencia alta a participar en protestas.
La llamada desobediencia civil en cuestión implica escribir cartas, hacer huelgas y celebrar protestas. Las protestas no civiles incluyen la creciente tendencia de los jóvenes desafiantes a atacar las bases del régimen. Estas medidas continúan a pesar de que el gobierno acelera su ritmo de ejecuciones bajo el mandato de Ebrahim Raisi, en un intento de aterrorizar a la población.
Aunque se trate de una ingeniería, las estadísticas citadas en el estudio del SNDU indican que la sociedad iraní está al borde de una revolución. Aunque el número de detenciones arbitrarias y ejecuciones está aumentando en Irán, no hace falta asomarse a la penumbra para comprender que expresar pensamientos contrarios al régimen está penalizado bajo la teocracia gobernante en Irán.
El estudio también subraya que las desigualdades económicas desempeñan el papel más crucial en el aumento del "sentimiento de privación relativa", junto con el "bloqueo social". Los autores añaden que "el sentimiento de privación también puede manifestarse en forma de insatisfacción civil y social".
What was the takeaway of the Iran uprising in Nov 2019, in 200 cities, despite 1,500 murdered by the regime as people called for #FreeIran and the world saying #WeStand4FreeIran
— Alireza Jafarzadeh (@A_Jafarzadeh) November 1, 2020
Este estudio se presentó como una advertencia a los funcionarios del régimen, animándoles a empezar a "reformar la gobernanza política" y la "justicia social" para reducir el descontento y evitar la propagación de las protestas. El informe también insta a los funcionarios del régimen a respetar los derechos de las minorías étnicas y religiosas y a distribuir equitativamente la riqueza entre todos los iraníes.
El informe también sugiere que los funcionarios deben evitar y combatir el "nepotismo" y deben "repartir los puestos de trabajo en función de las habilidades, la experiencia y los conocimientos adquiridos".
Mientras esta investigación pone al descubierto la vulnerabilidad del régimen y el estado explosivo de la sociedad iraní, otro estudio realizado por la misma institución cuestiona la llamada "estabilidad" de la que siguen presumiendo los funcionarios del régimen.
El estudio titulado "Irán después de [el año persa] 1400" subraya que las dos protestas generalizadas de enero de 2018 y noviembre de 2019, junto con las sanciones, la mala gestión de los impulsos económicos del régimen y sus políticas de las últimas tres décadas "prometen un profundo cambio social en un futuro próximo."
Refiriéndose a la evolución de las esferas social, política y económica de la sociedad iraní desde 2011, el estudio destaca la intensificación de "olas [de protesta] aparentemente dispersas pero unidireccionales" que pueden afectar al futuro de la sociedad iraní.
El estudio se centra específicamente en la expansión de las protestas sindicales en Irán, la creciente influencia de las redes sociales entre la gente, el impacto sin precedentes del colapso de la bolsa y la fluctuación del valor del dólar en la vida económica y social de los iraníes.
Refiriéndose a la aparición de "esferas innovadoras de activismo" en Irán, el estudio reconoce que "en el curso de la evolución social y política de la última década, se han creado todo tipo de activismo y se han convertido en nuevos centros de comunicación e intercambio social y cultural de los iraníes y en la creación de un poder político".
"Todos estos factores han cambiado por completo aspectos de la sociedad iraní, y junto con las dos olas de protesta de enero de 2018 y noviembre de 2019, se ha reforzado la sospecha de que la sociedad iraní está en el umbral del colapso político."
Esta investigación concluye advirtiendo a los funcionarios del régimen que nunca pueden ignorar el "peligro de una rebelión masiva, no organizada, impredecible, violenta y sin líderes" en la sociedad iraní.
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