Protestas en Irán 2022: El pueblo iraní pide cuentas al régimen. ¿Cómo responde la comunidad internacional?

By Amigos españoles de Irán libre - septiembre 23, 2022


 Mientras las protestas contra el brutal asesinato de una joven, por parte de la policía antivicio iraní, continuaban este miércoles por sexto día consecutivo, las críticas mundiales que las acompañan ensombrecen la visita del presidente del régimen, Ebrahim Raisi, a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.  

 

En Estados Unidos, la Organización de Comunidades Iraníes Americanas, celebró una concentración en un parque, frente a la sede de la ONU. El martes, la OPAQ mostró fotografías de unas 2.000 víctimas de la masacre de presos políticos de 1988 en Irán, en la que Raisi tuvo un papel destacado, como miembro de la "comisión de la muerte" de Teherán. En todo el país, la masacre se habría cobrado 30.000 vidas.

 

La oposición iraní celebró el miércoles una concentración más amplia, en el parque Dag Hammarskjold, con miles de participantes, donde exigieron que Raisi fuera procesado por crímenes contra la humanidad. Antes de la llegada de Raisi, 16 expatriados iraníes presentaron una demanda civil en el Distrito Sur de Nueva York, para ayudar a establecer la responsabilidad legal, y descubrir pruebas que pudieran utilizarse posteriormente en un juicio penal.

 

Hasta la fecha, nadie ha sido considerado responsable de la masacre de 1988, con la única excepción de Hamid Noury, antiguo funcionario de prisiones iraníes y participante en un nivel relativamente bajo a través del proceso en la comisión de la muerte. Noury fue detenido por las autoridades suecas en 2019, en virtud del principio de "jurisdicción universal", por violaciones pendientes del derecho internacional. Fue condenado a principios de este año a cadena perpetua.

 

La elección de Raisi por parte del líder supremo del régimen, Alí Jamenei, fue ampliamente reconocida como un renovado respaldo a los principios que subyacen a la masacre de 1988, y por ende, una directiva implícita para una represión política más amplia, a raíz de varios levantamientos recientes en todo el país contra el sistema teocrático.

 

El primero de estos levantamientos comenzó en diciembre de 2017. Ahora, tras la muerte de Mahsa Amini, las protestas han resurgido a gran escala. Las consignas contra el régimen, fueron un rasgo definitorio del levantamiento inicial contra el gobierno en diciembre de 2017 y enero de 2018, y han seguido circulando entre el público en general desde entonces, proporcionando una definición similar a los levantamientos posteriores, incluido el de noviembre de 2019, que abarcó casi 200 ciudades y pueblos, provocando la muerte de más de 1.500 manifestantes pacíficos a manos de las fuerzas de seguridad. Estos asesinatos tuvieron lugar en la época en que Ebrahim Raisi era el jefe del poder judicial del régimen, por lo que figuraron junto a la masacre de 1988 entre los argumentos por los que se le debería haber denegado el visado para viajar a Estados Unidos, y por tanto, haber sido excluido de la Asamblea General de la ONU.

 

El asesinato de Mahsa Amini es otra razón por la que Raisi debe ser procesado por los Estados miembros de la ONU. Según los informes, una foto de la señorita Amini se incluyó entre las demás en el parque Dag Hammarskjold, el día martes, y Fox News citó a un participante en la manifestación con ella diciendo que, debido a su muerte, "la gente está protestando contra el gobierno en este momento... diciendo 'Muerte a Raisi'". Sólo nos hacemos eco de los deseos del pueblo iraní..."

 

Amini, una mujer kurda de 22 años, fue detenida el 13 de septiembre. Cayó en coma poco después de que se la llevaran para "convencerla y educarla", y tres días después murió.  

 

La aplicación del hiyab obligatorio, las normas de apariencia y el comportamiento asociadas, se ha aplicado con mayor vigor en los últimos meses, con directivas relacionadas que proceden directamente de la oficina de Raisi. Esto ha provocado la proliferación de vídeos y testimonios en las redes sociales, que muestran el comportamiento agresivo y violento de la policía de moralidad, o "patrullas de vigilancia". El caso de Amini es objeto de estos informes, ya que evidentemente, varias mujeres se encontraban en la misma furgoneta que la trasladó al centro de detención, y posteriormente se pusieron en contacto con la familia de Amini, para confirmar que había sido agredida físicamente.

 

Al mismo tiempo, las autoridades han obstruido repetidamente los esfuerzos por obtener información objetiva sobre las circunstancias de su muerte.

 

Su padre, Amjad, dijo que lo mantuvieron alejado del cuerpo de Mahsa, y que finalmente le permitieron verlo sólo cuando estaba casi completamente cubierto para ocultar los moretones. Sin embargo, las fotografías tomadas tras la autopsia, mostraron una decoloración alrededor de la oreja, consistente con un fuerte golpe en la cabeza. El intento de ocultar el cuerpo de Mahsa continuó, y las autoridades pidieron a la familia que lo enterrara por la noche, aunque finalmente aceptaron un funeral a las 8 de la mañana.

 

Además de las visibles marcas en su cuerpo, a las autoridades también les preocupaba que su funeral pudiera convertirse en el punto de partida de protestas contra el régimen. De hecho, el régimen ha intentado imponer restricciones a los funerales de varias personas fallecidas de alto nivel, así como a los servicios conmemorativos posteriores.  

 

Las protestas que se han sucedido desde el funeral de Mahsa, han demostrado que las preocupaciones del régimen, no son infundadas. Las protestas contra el asesinato de Mahsa, y la represión subyacente, se han extendido a una docena de ciudades, y los informes indican que algunos manifestantes más han perdido la vida.  

 

Teherán ha negado su responsabilidad, afirmando que al menos uno de los muertos fue abatido por un arma, no utilizada por ninguna rama de las fuerzas armadas iraníes. Esta es particularmente, la misma explicación que el régimen dio cuando negó su responsabilidad por la mayoría de las muertes registradas públicamente, asociadas al levantamiento de noviembre de 2019.  

 

Las protestas en curso dentro de Irán, son un signo de una sociedad inquieta que muchos medios de comunicación estatales iraníes habían advertido estallaría. Los iraníes consideran al régimen y a sus funcionarios, responsables de cuatro décadas de crímenes sistemáticos. La pelota está ahora en el tejado de la comunidad internacional. ¿Se pondrá del lado del pueblo iraní? ¿O seguirá ignorando la realidad que muestra a un Irán al borde de una revolución? 

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