En el debate sobre el expediente nuclear de Teherán, el objetivo es el PMD

By Amigos españoles de Irán libre - junio 21, 2022



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 El 8 de junio, la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica, votó por abrumadora mayoría la resolución presentada por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania, en la que se censuraba al régimen de Teherán por su falta de cooperación con la investigación del organismo, sobre los rastros nucleares encontrados en tres emplazamientos no declarados.


Sin embargo, las autoridades de Teherán rechazaron el proyecto de esa resolución incluso antes de que se aprobara, y lanzaron acusaciones de parcialidad y conspiración contra el OIEA y los signatarios occidentales del acuerdo nuclear con Irán de 2015, o Plan de Acción Integral Conjunto.


Como respuesta a un informe del director general del OIEA, Rafael Grossi, la semana anterior a la reunión de la Junta de Gobernadores, Teherán llegó a sugerir que los rastros inexplicables de material nuclear en Turquzabad, Varamin y Marivan, podrían haber sido plantados en un "acto de sabotaje", culpando a otros países de su propia fechoría.


Las negaciones y desviaciones del régimen forman parte de un esfuerzo por limitar la conciencia internacional, sobre las "posibles dimensiones militares" del programa nuclear iraní.


Después de haber revelado la existencia de los emplazamientos nucleares de Natanz y Arak en 2002, así como otros sitios y programas descritos en más de 100 revelaciones a la comunidad internacional, el NCRI, siempre ha hecho hincapié en el peligro de seguir adelante con un acuerdo, a falta de información más completa y detallada de las dimensiones militares.


Mientras que la posición del OIEA, ya se consideraba un obstáculo potencialmente insuperable para la reactivación del JCPOA, cada uno de los participantes en ese acuerdo seguía sin estar dispuesto a abandonar las negociaciones. Esta situación no cambió inmediatamente tras la resolución de censura, por parte de la Junta de Gobernadores del OIEA.


Sin embargo, Teherán incluso ha dado a entender esa reacción antes de que se adoptara formalmente la censura, apagando dos dispositivos de vigilancia en los que se basaba el OIEA para controlar el enriquecimiento de gas de uranio, en la instalación nuclear de Natanz. Esta medida fue acompañada de una declaración del portavoz de la Organización de la Energía Atómica de Irán, en la que instaba a las naciones occidentales, a "entrar en razón" y retirar la propuesta de censura. Al no hacerlo, la AEOI inició planes para retirar 27 cámaras de vigilancia de varias instalaciones nucleares. Muchos revisores se apresuraron a responder a las reacciones de Teherán, diciendo que podrían asestar un golpe definitivo o fatal al proceso.


Estos cambios se producen en un momento, en el que Irán ya está planeando instalar dos nuevas cascadas de centrifugadoras de enriquecimiento avanzado en Natanz, que podrían acelerar sustancialmente el ritmo de enriquecimiento de uranio en Irán, del actualmente ya elevado nivel del 60% de pureza, a potencialmente más allá, tanto como puede ser un 90%, o grado armamentístico.


Para los que querían leer las intenciones de Teherán, los hechos hablan más que las palabras.

 

Los expertos han afirmado que, incluso bajo las circunstancias actuales, los mulás sólo tardarían unas semanas en enriquecer una parte de su actual reserva de uranio al 60%, hasta el nivel necesario para un arma nuclear. Es más, el OIEA ha declarado que el tamaño conocido de ese arsenal, de 43,1 kg, ya es suficiente para un arma de este tipo.


La retirada de los equipos de control dificultará sin duda al OIEA, la realización de estimaciones precisas sobre las existencias en tiempo real en Irán. Funcionarios del Organismo declararon a los medios de comunicación el 9 de junio, que esperan perder la "continuidad del conocimiento" en un plazo de tres a cuatro semanas, como consecuencia de las medidas de represalia adoptadas por Teherán. Pero algunos críticos sostienen que el OIEA perdió esa continuidad hace tiempo, si en primer lugar alguna vez la tuvo.


Esta conclusión se ve respaldada por declaraciones, como la ofrecida el año pasado por Mohammad Eslami, el jefe de la AEOI, en un esfuerzo por presentar a su régimen, como quien tiene la sartén por el mango en los conflictos sobre el futuro del acuerdo nuclear. Eslami señaló lo que entonces era la última estimación del OIEA sobre las existencias de uranio enriquecido al 20 por ciento de Irán, y declaró que las existencias reales eran al menos un 50 por ciento mayores que eso.


No se puede tomar a Teherán por sus palabras, también hay que ver cómo se comunican sus dirigentes con su público interno.


El sitio web estatal Farhikhtegan, afiliado al asesor principal del Líder Supremo, y ex ministro del exterior, Ali-Akbar Velayati, escribió un artículo el 16 de junio: "Antes de llegar a un acuerdo final en Viena, Irán debe insistir en cerrar las acusaciones contra su programa pacífico, que se ha puesto bajo la etiqueta de PMD. De este modo, se neutralizarían en gran medida las posibles acusaciones en el futuro".


Como la Resistencia iraní ha dicho constantemente, el programa de armas nucleares del régimen clerical nunca ha sido fiscalizado, y sólo ha sido empujado a una mayor clandestinidad.


La presidenta electa del NCRI, Maryam Rajavi, emitió una declaración el 8 de junio, en la cual describe la resolución del BoG como un "paso adelante", pero que debería conducir rápidamente a la reimposición de seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que fueron suspendidas con la aplicación inicial del JCPOA.


El comportamiento agresivo de Teherán en la mesa de negociaciones y alrededor de ella, es una muestra más de mala intención. Si la comunidad internacional quiere evitar otra crisis nuclear, debe ignorar la palabrería adornada de Teherán, y considerar sus comunicaciones internas, así como sus acciones.

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