¿El Irán de Jamenei verá el final del mandato de su "precioso" Raisi?
Cuando el líder supremo del régimen iraní, Alí Jamenei, nombró y bendijo a Ebrahim Raisi como presidente, los medios de comunicación estatales aplaudieron esta acción, esperando que unificara las destrozadas filas del régimen clerical. Un año después, el curso de los acontecimientos sigue mostrando lo contrario.
Las grandes protestas de Irán en noviembre de 2019, hicieron temblar los cimientos del régimen. La teocracia gobernante de Irán consiguió mantenerse en el poder, matando a más de 1.500 manifestantes, e indirectamente a más de medio millón de iraníes, gestionando mal la pandemia de Covid-19 de forma deliberada.
Pero pronto comenzaron las protestas de los iraníes enfadados por los problemas económicos del país, y la corrupción del régimen. La tendencia al alza de las manifestaciones desde 2018 había aterrorizado al régimen, exacerbando sus luchas internas. Jamenei, quien purgó a los candidatos rivales durante las falsas elecciones parlamentarias de 2020, estaba dispuesto a deshacerse de la facción rival de una vez por todas, ya que percibía que la más mínima oposición en el régimen podría alimentar más levantamientos.
Así que eligió a Raisi, a pesar de su oscuro historial en materia de derechos humanos, y de su condición internacional de criminal, por su papel en la masacre de 30.000 presos políticos en 1988. También eligió a dedo el gabinete de Raisi, nombrando a notorios comandantes de la Guardia Revolucionaria (IRGC), o a elementos de su círculo íntimo.
El gobierno de Raisi se encargó de aumentar la opresión, y ¿qué se espera de un presidente analfabeto que se ha pasado los días dictando sentencias de muerte y de prisión?
Sin embargo, para controlar la volátil sociedad iraní, Raisi y su gobierno no se privaron de hacer promesas huecas de reformas económicas y sociales. El ridículo gesto de Raisi de ordenar la erradicación de la pobreza en dos semanas, o la falsa afirmación de Hojat Abdolmaleki, ministro de Trabajo, que la gente podría empezar un trabajo decente con 10 millones de riales, alrededor de 31 dólares, fue incluso objeto de burla por parte de los medios de comunicación iraníes, que están fuertemente controlados.
"Los precios disparados, la inflación galopante y la constante devaluación de la moneda nacional, son pruebas de la ineptitud de los funcionarios que llegaron al poder, con la promesa de resolver rápidamente los problemas de la gente. Ahora, se enfrentan a las justas protestas de la gente, debido a la calamidad financiera", reconocía el 16 de junio el diario estatal Jomhurie Eslami.
En una carta abierta al pueblo iraní, los economistas radicados en Irán reconocieron algunos aspectos de la desastrosa política de Raisi. "La tendencia al malestar social y a la preocupación de la población por el sustento y la sostenibilidad de sus negocios, ha alcanzado una fase explosiva", advirtieron.
"Las reformas eliminaron el tipo de cambio preferencial de 42.000 riales por dólar, lo que repercutió en los precios de los productos lácteos, alimentos para ganado y avicultura, los huevos, el aceite vegetal, así como medicamentos y algunos productos médicos. Antes de esto, las subvenciones y tasas preferenciales asignadas a la importación de harina, los precios del pan, la pasta y los pasteles se dispararon".
Raisi, que ha estado proyectando todos los problemas sobre su predecesor, Hassan Rouhani, fue llamado por los partidarios del régimen, quienes le preguntaron el por qué no ha resuelto las crisis económicas a pesar de vender el petróleo a 110 dólares por barril. Por supuesto, evitan deliberadamente mencionar cómo Teherán despilfarra miles de millones de dólares, en terrorismo y en su ambicioso programa nuclear.
Mientras la economía iraní se hunde, las protestas de personas de todos los sectores sociales siguen aumentando. La gente canta eslóganes contra Raisi y su gobierno, y esto ha causado mucho revuelo en el régimen. Las manifestaciones en curso, han mostrado las primeras grietas en el llamado gobierno y parlamento "revolucionario" de Jamenei. Los diputados, cuidadosamente seleccionados y examinados por el Consejo de Guardianes, pidieron la destitución de los ministros de Raisi, y algunos miembros del grupo paramilitar Basij, del CGRI, en una reunión el 25 de mayo, pidieron a Jamenei que dejara de llamar "revolucionario" al Majlis.
Jamenei, que se ha jugado el destino de su régimen con Raisi y el actual Majlis (parlamento), no dejó de apoyarlos. Pero pidió a sus diputados que se mantuvieran "revolucionarios" y "evitaran enfrentarse a otras ramas", reconociendo así, las crecientes y "peligrosas" luchas internas.
Ante los crecientes llamamientos en el parlamento del régimen para destituir a Abdolmaleki, éste dimitió el 14 de junio. Poco después, el ministro de Industria, Minas y Comercio, Reza Fatemi Amin, que no dio una respuesta convincente a las preguntas de los diputados, sobre la debilidad del ministerio en el control de los precios, fue amenazado con la destitución. Parece que el Majlis "revolucionario", ya no puede hacer frente al gobierno "joven y hizbolista" de Raisi. Cuando no hay nada que saquear, los ladrones se enzarzan.
Los diputados corruptos del régimen, que a su vez tienen casos de corrupción abiertos por la Justicia, sólo están derramando lágrimas de cocodrilo por el pueblo. Su verdadero temor es la reacción del público, ante el empeoramiento de la crisis económica del país.
Los eslóganes del pueblo contra Raisi y Jamenei, el creciente número de atentados contra los clérigos del régimen en muchas ciudades iraníes, junto con el notable crecimiento de las operaciones de las Unidades de Resistencia iraníes, apuntan a la volátil situación de Irán, asestando duros golpes a los esfuerzos de Jamenei por cerrar filas en su moribundo régimen. Sin embargo, ¿verá Jamenei el final de su "querido" y "dulce" gobierno de Raisi, como lo describió en alguna ocasión?
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