El terrorismo del régimen iraní en 2021, un resumen - Parte 2

By Amigos españoles de Irán libre - abril 19, 2022

 

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El terrorismo es indispensable para la política exterior y la diplomacia del régimen iraní y durante más de 40 años lo ha utilizado como su principal herramienta contra sus oponentes en el extranjero, así como contra otros países para chantajearlos.


Pero hay que decir que el año 2021 fue una derrota humillante para el régimen en este ámbito y que por fin el régimen ha tenido que rendir cuentas por sus actos de terror, ya que algunos de sus casos de terror más notables han llegado al punto de resolución.

Uno de esos casos es el fallido complot de atentado del régimen en Francia, que fue investigado en 2018. En julio de 2018, el diplomático del gobierno iraní Assadollah Assadi, para quien el tercer secretario de la embajada iraní en Austria era sólo una tapadera, fue detenido junto a tres cómplices. Era un empleado de alto rango del Ministerio de 

Inteligencia del régimen (MOIS) y un terrorista experimentado que también tenía antecedentes en Irak contra la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI/MEK).

El plan consistía en detonar una bomba que contenía 500 gramos de TATP, un explosivo de gran potencia que también utiliza el ISIS en sus operaciones, en la reunión anual del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (NCRI), que reúne a cerca de 100.000 personas en los suburbios de París.

Según la fiscalía, la presidenta electa del NCRI, la señora Maryam Rajavi, era el principal objetivo de este complot terrorista.

La investigación policial reveló que la explosión de la bomba mató a cientos de personas e hirió a miles. La investigación continuó desde la detención de Assadi hasta principios de 2021. El 4 de febrero de 2021, los jueces encargados del proceso penal recibieron los resultados de una exhaustiva investigación en la que participaron, además de la policía belga, la policía federal alemana y la DGSE/DGSI francesa, entre otros, antes de condenar a Assadi a 20 años de prisión, la pena máxima para este tipo de delitos. Sus tres cómplices, mercenarios contratados por el Ministerio de Inteligencia del régimen, Mehrdad Arefani, Nasimeh Naami y Amir Saadouni, fueron condenados a 18, 17 y 15 años respectivamente.

Estas condenas son significativas porque el gobierno iraní ha llevado a cabo al menos 450 operaciones terroristas en todo el mundo durante los últimos 40 años, pero esta es la única vez que un diplomático en activo del régimen ha sido condenado y encarcelado.

Los explosivos utilizados para el proyecto de la bomba fueron transportados por avión desde Teherán a Europa por Assadollah Assadi. Llevaba la bomba en su bolsa como envío diplomático para evitar las medidas de seguridad de los aeropuertos por los que pasaba.

El veredicto no tiene precedentes en la historia europea. La sentencia afirma, entre otras cosas, que no se trató de un acto individual, sino que se llevó a cabo bajo el control del Ministerio de Inteligencia iraní.

También se celebraron reuniones del tribunal más adelante, los días 17 y 18 de noviembre de 2021, durante las cuales se debatió todo el caso, y los procedimientos fueron ampliamente cubiertos por la prensa. El fiscal detalló cómo debía colocarse la bomba, cómo se entregó y cómo debía entrar en el lugar de la conferencia.

Nasimeh Naami afirmó que se trataba de una bomba de sonido y que no causaría muchas víctimas si se detonaba. Sin embargo, dos expertos en bombas dijeron que la bomba era letal y tenía la capacidad de matar en un radio de 53 metros en un área de 3.000 metros cuadrados, y que cuanto más cerca estuvieran las personas del centro de la explosión, más víctimas se producirían.

Cuando se habla del terrorismo del régimen iraní, se trata de un terrorismo de Estado y estructural, de un gobierno cuya totalidad de la política exterior de los últimos cuarenta años se ha basado en los dos elementos de exportación del terrorismo y del fundamentalismo.

Las embajadas de todos los países del mundo están al servicio de una serie de asuntos que siguen y resuelven los problemas de la población de ese país. Las embajadas del gobierno iraní son los centros neurálgicos del espionaje y el terrorismo, y las embajadas están estructuradas en torno a estos objetivos. Así, cualquier persona con rango diplomático está al servicio del terrorismo y muchos de los diplomáticos extranjeros del régimen han sido incluso reclutados en la fuerza terrorista Quds de los Guardias Revolucionarios.

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