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El presidente del régimen iraní, Ebrahim Raisi, tiene previsto realizar su primer viaje al extranjero el jueves. Según los medios de comunicación estatales, Raisi asistirá a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Tayikistán. Y ello a pesar de que Raisi está en la lista de sanciones de Estados Unidos por sus reiteradas violaciones de los derechos humanos.

Desde que Raisi se convirtió en el presidente ilegítimo de los mulás, las condenas han resonado y las organizaciones de derechos humanos han pedido cada vez más su procesamiento como criminal. En 1988, participó en la masacre de 30.000 presos políticos, la mayoría de los cuales eran miembros del principal movimiento de oposición, el Mujahedin-e Khalq (MEK). Las familias de las víctimas llevan 33 años exigiendo justicia.

Pero la cultura de la impunidad que ha prevalecido en Teherán para los delincuentes y los violadores de los derechos humanos ha permitido a Raisi ascender a uno de los puestos más altos del régimen clerical. Como dijo el grupo mundial de derechos humanos Amnistía Internacional, "el hecho de que Ebrahim Raisi llegara a la presidencia en lugar de ser investigado por los crímenes contra la humanidad de asesinato, desaparición forzada y tortura es un sombrío recordatorio de que la impunidad reina en Irán."

La falta de investigaciones internacionales sobre el papel de Raisi en el asesinato de miles de civiles inocentes ha envalentonado al régimen. Antes de asumir el cargo de presidente, Raisi desempeñó un papel clave en la represión de manifestantes y activistas como jefe del poder judicial.

No sería de extrañar, por tanto, que se pidiera la investigación y el enjuiciamiento de Raisi en lugar de su aceptación en diversos foros internacionales. Los asesinos en masa no deben ser legitimados en los foros mundiales.

La Unión Europea, y en particular el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, han reforzado la cultura de la impunidad de los mulás asesinos. Borrell incluso envió a un alto funcionario de la UE para que asistiera a la toma de posesión de Raisi en agosto, a la que asistieron conocidos terroristas mundiales.

Este gesto vergonzoso, seguido de las concesiones en serie de la UE al régimen con la esperanza de asegurar su acuerdo sobre el convenio nuclear, fue una afrenta escandalosa para los millones de iraníes que sufren bajo una teocracia brutal. También desafió los propios valores europeos de defensa de los derechos humanos, la justicia y las libertades individuales.

Nos recuerda la advertencia de Winston Churchill de que los apaciguadores siguen alimentando al cocodrilo con la esperanza de que les coma a ellos en último lugar. El régimen se ha beneficiado de las concesiones nucleares de Europa. El organismo de control nuclear de la ONU ha denunciado en repetidas ocasiones las violaciones del régimen, más recientemente en dos informes condenatorios publicados este mes. Tanto Bruselas como Washington han mirado hacia otro lado.

"No hay nada más cruel que la impunidad", dijeron. De hecho, por muy cruel que fuera el asesinato de miles de personas en 1988, no se puede exagerar la crueldad de permitir que los asesinos viajen libremente por el mundo.