¿Por qué ha fracasado la estrategia de Jamenei en Irán?
54 ejecuciones en un lapso de 30 días, incluyendo 11 sólo el 23 de julio. Ese mismo día, las autoridades ahorcaron en público al preso político Iman Sabzikar, en Shiraz, en el centro-sur de Irán. Se trata del primer ahorcamiento público en dos años, y forma parte del último balance de ejecuciones del régimen iraní, así como de un capítulo del horrible historial de violaciones a los derechos humanos, por parte de los mulás. El ritmo de las ejecuciones en Irán está aumentando de forma espeluznante.
- 255 fueron ejecutados en 2020.
- 366 fueron ejecutados en 2021.
- Y 266 presos, más que en todo el año 2020, han sido ejecutados en la primera mitad de 2022, hasta finales de junio, según Iran Human Rights Monitor.
El líder supremo del régimen iraní, Alí Jamenei, al nombrar a Ebrahim Raisi como presidente de su régimen, en agosto del año pasado, describió la medida como "llena de significado", debido a que "nuevos individuos tienen nuevas iniciativas". Y en su mensaje de Nowruz (Año Nuevo del calendario iraní) del 21 de marzo, describió a Raisi como una figura que ha "reavivado las esperanzas".
En junio de 2016, años antes de nombrar a Raisi, Jamenei había lanzado advertencias específicas sobre que el país "tiene ciertas placas tectónicas", y que "si estas placas se activan, habrá terremotos". Estas placas se han activado desde diciembre de 2017, en la forma de concentraciones y levantamientos crecientes, que han evolucionado hacia un terremoto masivo en la protesta nacional de noviembre de 2019, a la que el régimen respondió matando a más de 1.500 manifestantes.
Estas palabras de Jamenei al describir a Raisi, más conocido por su papel directo en la masacre de más de 30.000 presos políticos en el verano de 1988, equivalen a la actual oleada de ejecuciones del régimen de los mulás, el cual ha tomado a Irán por asalto.
Jamenei cree que la solución para contener el ambiente tumultuoso de Irán, está en nombrar un gobierno “joven y hezbolá", designando a Raisi como su presidente. Esta es la última flecha en la aljaba de Jamenei, para instalar el miedo en toda la sociedad iraní, y acallar las placas tectónicas de la sociedad. El dictador del régimen también ha utilizado al Consejo de Guardianes para descalificar a todos sus rivales en las falsas elecciones al Majlis (parlamento), de febrero de 2020, y eliminar a figuras influyentes de su propio círculo íntimo, como Hassan Khomeini, nieto de Ruhollah Khomeini, el primer líder supremo del régimen, y el ex presidente del Majlis, Ali Larijani, de las falsas elecciones presidenciales del régimen, en junio del año pasado.
Raisi ha incrementado el número de ejecuciones en Irán desde las primeras semanas de su mandato. El número de ejecuciones en ocho meses, de agosto de 2021 a marzo de 2022, fue superior a las registradas en el período de marzo de 2020 a marzo de 2021. Y ahora, el balance de Raisi muestra al menos 266 ejecuciones en tan sólo los últimos cuatro meses.
En mayo, Amnistía Internacional advirtió que Irán había registrado el mayor número de ejecuciones en 2021, desde que Ebrahim Raisi llegó a la presidencia del régimen.
"Irán representó la mayor parte de este aumento, ejecutando al menos a 314 personas (frente a las al menos 246 de 2020), su mayor total de ejecuciones desde 2017. Esto se debió en parte a un marcado aumento de las ejecuciones relacionadas con el narcotráfico, una flagrante violación del derecho internacional que prohíbe el uso de la pena de muerte, para delitos distintos de los que implican un asesinato intencional", según el informe de Amnistía Internacional. Es muy probable que el número real de ejecuciones sea mayor.
Sin embargo, la sociedad iraní ha permanecido todo menos silenciosa. De hecho, las protestas públicas, las concentraciones y los levantamientos se han intensificado una vez más. Los altos precios han provocado grandes protestas en las ciudades de Teherán, Izeh, Masjid Soleiman, Shahrekord, Ardabil, Quchan, Iranshahar y otras. Los profesores han salido a la calle en numerosas rondas de manifestaciones y concentraciones por todo el país, en protesta por la política de saqueo de los mulás. Una y otra vez, las autoridades han visto a los iraníes mantenerse firmes y resistir a las fuerzas opresivas del régimen, enviadas para sofocar las protestas pacíficas.
En estos momentos, se ve a la gente corear continuamente "Muerte a Raisi", y describir al presidente del régimen como el enemigo. Esto señala un importante fracaso estratégico para el planteamiento de Jamenei, quien ha elevado a Raisi en las filas del régimen, y según muchos analistas, prepararlo para convertirse en el próximo líder supremo de los mulás.
“El enemigo intenta ‘persuadir a la opinión pública de que los funcionarios y administradores del país no saben cómo dirigirlo’, y busca dar la imagen de que el régimen de los mulás ‘se encuentra en un callejón sin salida’", señaló Jamenei el 21 de junio.
Este resultado de la derrota estratégica de Jamenei se puede ver claramente desde dentro del régimen, así como entre los miembros del Majlis. A pesar de que Jamenei advirtió que "cualquiera que haga que el pueblo desconfíe de las acciones de los funcionarios del país, está trabajando a favor del enemigo", en cada sesión del Majlis se escuchan críticas fuertes apuntando a Raisi, y calificándolo de incompetente.
Se pueden citar dos elementos como razones del fracaso estratégico de Jamenei: El odio sin precedentes que ha permeado en la sociedad iraní, y la absoluta aversión del público al régimen. Muchos describen a Irán como un polvorín.
En este momento, una campaña en curso contra la represión, en realización por parte de las Unidades de Resistencia, una red de valientes activistas asociados a la oposición iraní, la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI/MEK), que opera dentro de Irán, están animando a la población, y aportan nuevas esperanzas al pueblo iraní en general.
Irán se enfrenta a una crisis económica, causada por la corrupción, la mala gestión y la negativa del régimen a dar marcha atrás en sus políticas destructivas, incluidas las bombas nucleares, los misiles balísticos y el terrorismo.
Aunque los problemas económicos son el motivo de muchas protestas en Irán, estos movimientos evolucionan rápidamente, hasta convertirse en manifestaciones cabales contra el régimen, exigiendo un cambio de éste.
En estas circunstancias, en lugar de responder a las justas demandas del pueblo, el régimen ha redoblado sus esfuerzos de supresión y represión. La nueva ola de ejecuciones se produce al mismo tiempo que adopta otras medidas represivas en escuelas, universidades y oficinas públicas. El régimen pretende establecer un clima de miedo e intimidación en toda la sociedad iraní.
Sin embargo, la historia de los regímenes dictatoriales ha demostrado que las fuertes medidas represivas y las ejecuciones, siempre resultan contraproducentes. Llega un momento en el que tales medidas, no sólo no logran disminuir las preocupaciones del dictador, sino que, de hecho, alimentan aún más el fuego de las protestas sociales. Esta es la peligrosa fase a la que se enfrenta actualmente el régimen de los mulás.
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