Free Iran 2022: En un momento de crisis, la resistencia iraní volverá a esbozar cambios en su política

By Amigos españoles de Irán libre - julio 22, 2022

 


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Este sábado y domingo, el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán celebrará, como lo hace cada año, su "Cumbre por un Irán libre", para debatir las perspectivas de cambio de régimen y promover políticas más asertivas, buscando hacer frente al régimen iraní en la escena mundial. El evento se transmitirá en directo a una audiencia mundial de decenas de miles de personas, contará con discursos de activistas iraníes y de una amplia gama de partidarios políticos de la coalición. Llega en un momento en el que se están agudizando diversos conflictos entre Teherán y sus adversarios extranjeros, por lo que está bien posicionado para poner de manifiesto los fracasos de las políticas preexistentes en Estados Unidos y Europa.


El régimen iraní vive un malestar casi constante desde finales de 2017. Ese diciembre marcó el estallido sistemático de las protestas por el estado de la economía, que fueron adquiriendo un tono más político que incluía demandas explícitas de cambio de régimen, y de "muerte al dictador". A mediados de enero de 2018, el levantamiento resultante abarcaba más de 100 ciudades y pueblos, por lo que el líder supremo del régimen, Alí Jamenei, se vio obligado a reconocer el protagonismo de la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI/MEK).


Desde entonces, las "Unidades de Resistencia" del MEK han ampliado repetidamente sus estrategias contra el régimen y su propaganda, al tiempo que han animado al pueblo iraní a seguir levantándose. En febrero, uno de estos colectivos de acción directa prendió fuego a una estatua recién inaugurada de Qassem Soleimani, el jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, quien fuera eliminado dos años antes. El desafío inmediato a los esfuerzos de Teherán por promover su legado, supuso una nueva escalada en los esfuerzos que desde hace tiempo se realizan, para destruir las imágenes que apoyan las pretensiones de poder y apoyo interno del régimen.


En los meses que siguieron a la inmolación de la estatua, activistas vinculados al MEK, se hicieron con el control de las señales de emisión de los medios de comunicación estatales, de las páginas web de los ministerios y de otros sistemas, lo que les permitió difundir su mensaje de condena contra la dictadura teocrática, y de petición por un futuro democrático para el país.


El lunes, un funcionario iraní declaró públicamente que el régimen iraní ya tiene la capacidad de construir un arma nuclear, aunque también repitió que no pretende hacerlo. La próxima cumbre pondrá sin duda de relieve lo insensato que es creer en la palabra del régimen iraní en estas cuestiones, o en cualquier otra. El acontecimiento se produce también en un momento en el cual, el gobierno belga está meditando la decisión de promulgar un tratado con Irán que permitiría a los ciudadanos de cualquiera de los dos países, regresar a su país si han sido condenados a prisión en el otro. El tratado pretende sin duda, facilitar un canje de prisioneros que implique el regreso a Irán de Assadollah Assadi, un terrorista iraní, quien fuera detenido en 2018 mientras operaba bajo la apariencia de un diplomático.


Es de suponer que el tratado se está ofreciendo a los posibles partidarios, como un medio para asegurar la libertad de uno o más ciudadanos europeos, mientras se sigue exigiendo la rendición de cuentas por los crímenes probados. Pero sería el colmo de la ingenuidad, esperar a que el régimen iraní siga aplicando la bien merecida condena de 20 años de Assadi, después de que éste regrese a casa. De hecho, el tratado en cuestión incluye un texto que permite a cualquiera de los firmantes, conmutar la condena de un preso trasladado de acuerdo con "sus leyes y su constitución". Teherán ha señalado en repetidas ocasiones que liberará a Assadi a la primera oportunidad, ya que considera que su estatus diplomático le da derecho a una inmunidad total.


Se trata de una afirmación audaz en cualquier circunstancia, pero especialmente a la luz de la gravedad de los cargos imputados a Assadi. Su detención, el 1° de julio de 2018, se produjo un día después de que dos agentes a su servicio fueran sorprendidos intentando transportar 500 gramos del alto explosivo TATP, a través de la frontera entre Bélgica y Francia. Assadi les había proporcionado personalmente esos explosivos con un detonador, y les había ordenado que hicieran estallar la bomba cerca del escenario en el que la señora Rajavi iba a hablar durante la Cumbre del Irán Libre de ese año, celebrada a las afueras de París.


Afortunadamente, este complot terrorista fue frustrado, pero tenía el potencial de ser el peor atentado jamás cometido en suelo europeo, y reveló que Assadi había desarrollado contactos con docenas de otros agentes que abarcaban gran parte de la Europa continental. Tras el atentado, muchos políticos criticaron comprensiblemente a los responsables políticos occidentales, por no haber exigido una mayor responsabilidad, especialmente tras la confirmación del tribunal belga de que Assadi había actuado siguiendo órdenes de algunos de los más altos cargos del régimen clerical.


Esta miopía no es más que otra consecuencia de la tendencia occidental preexistente hacia el apaciguamiento del régimen iraní. La Cumbre por un Irán Libre proporcionará una ventana a esta y otras consecuencias, así como una vía para comenzar a revertirlas. También dará al pueblo iraní un crédito muy merecido, por comenzar ese proceso por sí mismo, y por continuar su lucha en pro del cambio de régimen y la transición democrática, incluso frente a una represión abrumadora, como los tiroteos masivos que mataron a 1.500 manifestantes pacíficos durante un levantamiento, en noviembre de 2019.


Esa represión ha fracasado y sigue fracasando. Pero para que Irán supere la línea de meta, debe ser posible ejercer presión sobre el régimen de los mulás, tanto desde dentro como desde fuera del país. Los incentivos para que el pueblo iraní actúe siempre han sido obvios, y los incentivos para la comunidad internacional también deberían haber sido obvios desde hace tiempo. Pero ahora esos incentivos deberían ser positivamente imposibles de ignorar, ante la persistente obstrucción de Irán a las negociaciones nucleares, su afirmación de una inminente "fuga" nuclear, su compromiso con la toma de rehenes y el terrorismo extranjero, así como sus exigencias de impunidad en estos y otros asuntos.


El apaciguamiento ha fracasado, por lo que ya es hora de que la política de Irán cambie. El enfoque adecuado para ese cambio, se esbozará en detalle este fin de semana, y cualquiera que tenga interés en la democracia o en el bienestar del pueblo iraní, debería pagar para escuchar lo que los oradores de la cumbre de este fin de semana tienen que decir.

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