La condena de Hamid Noury: Primer paso en el camino de la justicia plena
Tras 92 sesiones y 33 meses de protestas por parte de iraníes amantes de la libertad, un tribunal de Estocolmo (Suecia), ha condenado a Hamid Noury (Abbasi) a cadena perpetua por su participación en la masacre de más de 30.000 presos políticos en 1988. La mayoría de las víctimas de dicho genocidio, eran miembros y simpatizantes de la Organización Popular Mojahedin de Irán (PMOI/MEK).
La Sra. Maryam Rajavi, presidenta electa del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNI), acogió con satisfacción la decisión del tribunal, describiéndola como el "primer paso en el camino de la justicia plena" y añadiendo que, "la justicia integral, por supuesto se logrará cuando los principales autores del crimen, especialmente Ali Jamenei, Ebrahim Raisi y otros autores, sean juzgados en los tribunales de un Irán libre o en tribunales internacionales".
Noury participó en el genocidio de 1988 como torturador en la prisión de Gohardasht. Por muy desgarradores que sean, los testimonios de los supervivientes de esta masacre, o de los familiares de las víctimas, no son más que una parte de lo que realmente ocurrió en aquellos oscuros días en cientos de cárceles de todo Irán.
La Sra. Rajavi hizo hincapié en que procesar a Jamenei y a Raisi, es ahora más imperativo que nunca. También destacó que, el gobierno sueco debería ordenar inmediatamente el procesamiento de Raisi, como ejecutor de 1988, por genocidio y crimen contra la humanidad. Más de 1.000 presos políticos torturados por el régimen de Jomeini, de los cuales más de 900 están en Albania, están dispuestos a presentar denuncias, apuntó.
Simultáneamente al anuncio del tribunal, cientos de iraníes amantes de la libertad, simpatizantes del MEK y familiares de los mártires de 1988, celebraron esta victoria con la esperanza de que los altos cargos del régimen, como Raisi y Jamenei, rindan cuentas por décadas de crímenes contra la humanidad. Cabe señalar que los partidarios del MEK y los familiares de las víctimas mantuvieron una protesta frente al tribunal durante más de 33 meses, exigiendo justicia para sus seres queridos y para decenas de miles de víctimas del régimen iraní.
Antecedentes
En 1988, el entonces líder supremo del régimen, Ruhollah Jomeini, consideró que el MEK y su interpretación progresista del Islam, amenazaban seriamente su reinado y su ideología. Por ello, decidió eliminar a todos los que no estuvieran dispuestos a someterse, y a elegir al destino por encima de la fe. Todo el régimen hubiera preferido que esas decenas de miles de jóvenes se rindieran al régimen, y volvieran con sus familias con el mensaje de que la disidencia contra Jomeini era inútil. En cambio, estos hombres y mujeres se mantuvieron firmes y eligieron morir por un ideal, el cual seguiría inspirando el amor, la igualdad y la prosperidad para las generaciones venideras. Los levantamientos actuales en Irán demuestran que el mensaje, así como el espíritu de los ejecutados en 1988, continúan vivos y no murieron en vano.
De hecho, el heredero designado y posteriormente destituido de Jomeini, dijo a los miembros de la Comisión de la Muerte, el 14 de agosto de 1988: "Los Muyahidines del Pueblo no son individuos; son una ideología y una visión del mundo. Tienen una lógica. Se necesita la lógica correcta para responder a la lógica equivocada. No se puede rectificar lo incorrecto con asesinatos; solamente lo extiendes".
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