Informe exclusivo: La presencia del IRGC y de Hezbolá en Sudamérica

By Amigos españoles de Irán libre - marzo 07, 2022


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La implicación del régimen iraní en casi todas las crisis y puntos calientes de Oriente Medio es evidente. Sin embargo, las operaciones destructivas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Teherán y su Fuerza Qods extraterritorial abarcan todo el mundo. Sus agentes trabajan bajo diferentes banderas para aplicar la doctrina del régimen de la "revolución islámica universal", que es esencialmente la creación de un califato islámico. Una región que se ha convertido en la "zona de operaciones" del régimen iraní es América Latina.


La red de terrorismo y las bandas mafiosas del régimen en los países sudamericanos son el resultado de décadas de corrupción y subdesarrollo en estos países. En los últimos años, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y su grupo terrorista apoderado, Hezbolá, han podido eludir las sanciones internacionales y ganar divisas reforzando su presencia en América Latina.


Un régimen que ahorca a personas por unos gramos de droga en Irán dirige uno de los mayores imperios de la droga en América Latina a través de su grupo terrorista apoderado, Hezbolá. Este informe arroja luz sobre algunos aspectos de la presencia del régimen iraní en Sudamérica y sobre cómo esta inquietante presencia pone en peligro a la población de estos países, así como la paz y la seguridad mundiales.


Décadas de fracasos crónicos en los países latinoamericanos, como la corrupción, el crimen organizado y la violencia política, han ayudado al régimen iraní a concretar sus esfuerzos por exportar su influencia ideológica y política al hemisferio occidental.


El 9 de enero de 2017, el general de brigada Mohammad Reza Naqdi, jefe de asuntos culturales y sociales del CGRI, que también fue comandante de las milicias Basij del CGRI, reconoció la cooperación en materia de seguridad entre Irán y muchos países latinoamericanos. "Un equipo de América Latina vino a nuestro país para recibir formación sobre cómo establecer el Basij", dijo a la televisión estatal, y añadió que los aprendices "gravitaron hacia el Islam y elogiaron la resistencia y los logros de Irán."


En 2009, Naqdi ayudó a los ministerios de Defensa e Interior de Venezuela a entrenar a sus notorias milicias, conocidas como "colectivos". En 2015, Fox News publicó fotos de Naqdi en una reunión de 2009 con el entonces presidente venezolano Hugo Chávez en Caracas, Venezuela.   Años más tarde, los resultados del apoyo de Naqdi se hicieron evidentes en las calles de Venezuela cuando los "colectivos" impusieron una fuerte represión contra manifestantes inocentes.


El 22 de noviembre de 2020, Hussein Salami, comandante en jefe del CGRI, reconoció: "Hoy, el poder de la revolución islámica ha sacado a Estados Unidos de su base estratégica. Hoy, el discurso de los Basij se ha extendido a Yemen, Líbano, Siria, Irak, América Latina y partes de África".


Esta supuesta muestra de "poder" equivale a operaciones terroristas, como el plan de asesinato frustrado del embajador saudí en Estados Unidos en 2011, la reciente detención de dos agentes iraníes en Colombia en noviembre de 2021 y el atentado contra la AMIA en Argentina en 1994.


En marzo de 2020, unos meses después de la eliminación del comandante de la Fuerza Quds del CGRI, Qassem Soleimani, el almirante Craig Faller, del Mando Sur, hizo sonar la alarma sobre posibles ataques de represalia: "Algunos partidarios de Hezbolá esconden armas y recaudan fondos, a menudo a través de donaciones de caridad, remesas y, a veces, por medios ilícitos, como el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero. Tener una huella en la región también permite a Irán reunir información de inteligencia y realizar planes de contingencia para posibles ataques de represalia contra Estados Unidos y los intereses occidentales."


En su declaración de marzo de 2021, el almirante Faller afirmó que "la Organización de la Yihad Islámica (IJO) de Hezbolá, su rama de operaciones exteriores, es responsable de al menos tres atentados de gran repercusión en la región y de otras tres operaciones planeadas que fueron desbaratadas."


"La Fuerza Qods del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, principal unidad de operaciones en el extranjero de Teherán para exportar la revolución islámica, mantiene operativos en embajadas extranjeras, organizaciones benéficas e instituciones religiosas y culturales para reforzar los vínculos en todo el mundo", añade el almirante Faller.


Es crucial examinar el "patrón de penetración" de Teherán en América Latina.


En su testimonio del 18 de marzo de 2015 ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Joseph M. Humire, coautor de "Iran's Strategic Penetration Of Latin America", reveló información condenatoria sobre la presencia del régimen iraní en América Latina.


El Sr. Humire afirmó que "la República Islámica mantiene a América Latina como una prioridad estratégica para su posicionamiento global y ha adquirido una importancia creciente. La República Islámica busca aprovechar el impulso de la última década y ampliar sus operaciones para ir más allá de sus típicas asociaciones con la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA)".


Según Humire, el modelo de penetración de Teherán tiene cuatro capas esenciales. Estas capas comienzan en "un nivel informal a través de intercambios culturales, que pasan a relaciones diplomáticas más formales que permiten una mayor cooperación económica".


Las posturas políticas y los numerosos acuerdos y convenios, la mayoría de los cuales no se materializan, "permiten a los ayatolás crear la cobertura política y económica necesaria para insertar más agentes, crear empresas de fachada, establecer canales traseros con el gobierno anfitrión y, en última instancia, proporcionar espacio para que sus oficiales militares y paramilitares entren en la región en apoyo de los intereses estratégicos de la República Islámica."


Humire declaró que Teherán estaba utilizando "su penetración cultural para acceder a personas destacadas dentro de las comunidades islámicas e indígenas de toda la región".


"Una vez realizado este contacto, Irán refuerza su presencia diplomática, como hace en Venezuela y Cuba, o establece una nueva embajada, como ha ocurrido en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. En Bolivia, se ha informado de que no menos de 145 diplomáticos iraníes acreditados viven en la nación andina. Un número que supera con creces su interés manifiesto o el comercio con el Estado plurinacional", añadió.


El régimen ha aumentado el número de sus embajadas en América Latina. Una vez establecidas estas embajadas, Teherán construye varias mezquitas y centros culturales llamados "islámicos", que le sirven de ojos y oídos sobre el terreno.


Las embajadas de los mulás gestionan su red de espionaje y terrorismo en estos países. Bajo la apariencia de intercambios comerciales y culturales, estos emisarios del terror sirven de intermediarios para las actividades de compra y adquisición ilegal, al tiempo que sirven de base para los agentes de Teherán que se sumergen en las comunidades locales.


En otras palabras, como dice Humire, la "presencia comercial y diplomática de Teherán establece la negación plausible necesaria para construir su capacidad para la capa final de su penetración, que es una presencia militar y paramilitar, sin precedentes en la región".


Este método ha permitido al régimen infiltrarse en los servicios de inteligencia y defensa de varios países o cooptar sus servicios en su beneficio. Desgraciadamente, la amplia corrupción en América Latina permite a Teherán pasar por varias capas de penetración estratégica en diferentes países del hemisferio occidental.



Hezbolá en América Latina 


Hezbolá ha actuado más abiertamente, aplicando la estrategia del régimen iraní en América Latina. El grupo no sólo está implicado en el terrorismo, sino también en la delincuencia organizada y el tráfico de drogas.


El informe de Matthew Levitt de 2013 "South of the Border, A Threat From Hezbollah" señala que "Hezbollah tiene una fuerte presencia en los países que conforman la zona trifronteriza. Se han detectado actividades como la falsificación y el tráfico de drogas en Puerto Iguazú, Foz do Iguaçu y Ciudad del Este, en Argentina, Brasil y Paraguay.  Las autoridades descubrieron que Sobhi Mahmoud Fayad, un activista de Hezbolá de la zona, ha enviado más de 50 millones de dólares a Hezbolá desde 1995".


Según Small Wars Journal, "la presencia de Hezbolá en América Latina se remonta a la fundación del grupo".


"Un factor clave en el establecimiento de las células de Hezbolá fue el flujo de migrantes libaneses que llegaban a la Zona de la Triple Frontera (TBA) que une Argentina, Brasil y Paraguay en los años 60 y 70. La diáspora multigeneracional y las zonas que facilitaban el comercio de emigrantes libaneses permitieron a los militantes de Hezbolá infiltrarse en el subcontinente y llevar a cabo sus actividades", dice el informe.


Una vez consolidada su presencia en la zona de la Triple Frontera, Hezbolá encontró un refugio seguro para ampliar sus nefastas actividades: Venezuela.


Venezuela  


Cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999, se desarrolló una relación entre él y Hezbolá, que permitió a este último establecer una amplia red para llevar a cabo actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, el blanqueo de dinero y el contrabando.


Según la investigación del Small Wars Journal, "Hezbolá ha establecido una estructura criminal en Venezuela que opera a través de clanes familiares compartimentados, como Nassereddine, Saleh y Rada, que están integrados en la economía ilícita controlada por el régimen, así como en el aparato político y la burocracia del régimen. Hezbolá tiene el control en zonas como la isla de Margarita, donde opera libremente".


Según un informe del Wall Street Journal en 2020, "el ministro de Industrias y Producción Nacional de Venezuela, Tareck Zaidan El Aissami Maddah -hijo de padre sirio y madre libanesa- ha sido el hombre clave en la expansión de los lazos comerciales y militares con Irán."


"También se acusa a Venezuela de distribuir identidades falsas a agentes de Oriente Medio para que viajen a la región haciéndose pasar por venezolanos", añade el informe del WSJ.


Hezbolá obtiene grandes beneficios del comercio ilícito y el contrabando en la zona de la triple frontera y otras zonas francas de la región. Sin embargo, en los últimos años, y bajo la sombra de la inacción de los gobiernos occidentales, las actividades de Hezbolá se han ampliado mucho más allá de estos conocidos focos de tensión e incluyen no sólo la logística y la financiación, sino también las operaciones terroristas. A través de Hezbolá, el régimen iraní ha creado una sólida red de inteligencia que cubre la mitad sur del hemisferio occidental.


Según un informe del Institute for National Strategic Studies Strategic Perspectives de junio de 2021, "el régimen ha creado con éxito una red de cámaras de eco con Rusia, Venezuela y el BCJE para difundir el mensaje antiestadounidense mucho más allá de los límites de los miembros individuales de la red."


"HispanTV, teleSUR y RT en Español -así como cientos de sitios web interconectados y cuentas en las redes sociales en múltiples plataformas- son los principales pilares de sus efe- rencias actuales. Los pequeños cuerpos de superdifusores son mensajeros clave en la difusión de la desinformación al informar a través de los principales medios de comunicación para amplificar los mensajes destinados a presentar a Irán, Rusia y el BJCE como fuerzas revolucionarias ilustradas que luchan por acabar con el imperialismo estadounidense", añade el informe.


Los vínculos de Hezbolá con el crimen organizado 


Un ejemplo de los vínculos de Hezbolá con la delincuencia organizada transnacional es la red dirigida por Aymad Joumaa, un ciudadano libanés que dirige una organización mundial de blanqueo de dinero y tráfico de drogas.


Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que anunció sanciones contra Joumaa en enero de 2011, este individuo coordina "los envíos y las ventas de cocaína en América Latina antes de encaminar los fondos a través de una casa de cambio libanesa". Por último, presuntamente blanqueó el dinero a través de varios concesionarios de coches usados y empresas que controlaba en Benín y el Congo. La OFAC afirmaba que este esquema generaba más de 200 millones de dólares en beneficios cada mes".


El régimen iraní, a través de Hezbolá, ha intentado en repetidas ocasiones cooperar con grupos de delincuencia organizada transnacional en América Latina.  El ejemplo más atroz de esta estrategia fue el complot para asesinar al embajador saudí en Estados Unidos en 2011.


En octubre de 2011, los fiscales federales del Distrito Sur de Nueva York acusaron a dos iraníes de intentar reclutar a miembros de un cártel de la droga mexicano para asesinar al embajador saudí en un restaurante de Washington.


El cerebro del complot fue Golam Shakuri, un oficial de la Fuerza Quds con sede en Irán. Shakuri supervisó a Manssour Arbabsiar, un iraní-estadounidense con doble nacionalidad, para que contratara a miembros de un cártel de la droga y se ofreciera a pagarles para que asesinaran al embajador. El complot fracasó porque Arbabsiar se puso en contacto, sin saberlo, con una fuente confidencial de la Agencia Antidroga, que se hizo pasar por un miembro del cártel y aceptó, aparentemente, llevar a cabo el atentado.


La presencia activa de Hezbolá en América Latina permitió a Teherán mantener sus células terroristas en toda la región, lo que en última instancia le permitió causar estragos en ella.


Argentina  


Una furgoneta bomba derribó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, matando a 86 personas e hiriendo a cientos más. Esta tragedia no se produjo de la noche a la mañana.


El régimen iraní envió por primera vez a Mohsen Rabbani, un oficial de inteligencia, a Buenos Aires el 27 de agosto de 1983, casi 11 años antes del atentado a la AMIA. Rabbani no sólo ha trazado el plan para llevar a cabo ataques terroristas en el hemisferio occidental, sino también para ocultarlos.


Como jefe de la mezquita at-Tauhid, Rabbani comenzó a buscar posibles objetivos para los ataques terroristas respaldados por Irán. En un testimonio posterior, tres de los alumnos de Rabbani en la mezquita at-Tauhid señalaron que en 1990 les dijo que "exportaran la revolución" y que "todos somos Hezbolá". Esta planificación condujo finalmente al atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires el 17 de marzo de 1992, en el que murieron 23 personas, así como al atentado contra la AMIA.


Según el fallecido Dr. Alberto Nisman, el fiscal de los atentados de la AMIA que luego fue asesinado, Rabbani pasó varios años como imán de la mezquita de At-Tahuid en Buenos Aires, donde reclutó, hizo proselitismo y creó un sistema de inteligencia que informaba a la embajada iraní en Buenos Aires y, a través de ella, a Teherán.


Un informe del Wall Street Journal del 12 de enero de 2020 señala que "hay razones para creer, por ejemplo, que el asesinato en 2015 del fiscal federal argentino Alberto Nisman fue una operación respaldada por Irán. Nisman había estado investigando un supuesto encubrimiento argentino del papel de Irán en el atentado a la AMIA. La víspera de una audiencia en el Congreso argentino, en la que debía presentar sus conclusiones, fue encontrado muerto en su piso."


Guyana  


Otro agente iraní que seguía el modus operandi de Rabbani era su cohorte más cercano, Michael Seaforth, más conocido por su nombre musulmán Abdul Kadir.


Kadir era un político guyanés detenido en 2007 en Trinidad y Tobago en relación con un complot para hacer estallar los depósitos de combustible de los aviones y una tubería en el aeropuerto internacional JFK de Nueva York.


Kadir creó una estructura de inteligencia en Guyana y el Caribe a petición de Teherán, similar a la red de Rabbani en Argentina. Kadir fundó y dirigió el Centro de Información Islámica de Guyana. Por ello, ha ejercido una considerable influencia en las comunidades islámicas de Guyana y los países vecinos, en todo el Caribe y en los grupos de la diáspora en Estados Unidos.


Según Humire, "fue el largo brazo de Kadir hacia la diáspora de afroguayaneses en Queens, Nueva York, que trabajaban en el aeropuerto internacional JFK, lo que proporcionó acceso al objetivo de este ataque terrorista frustrado".


Kadir era latinoamericano de nacimiento y operaba como agente de influencia de Teherán. Con el tiempo, Teherán ha reclutado a varios miles de agentes de influencia en América Latina y el Caribe, entrenándolos no sólo en la ciudad iraní de Qom, sino también en Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Brasil.


Estos agentes operan bajo el pretexto de actividades de promoción cultural y religiosa para proporcionar apoyo operativo y logístico al terrorismo.


Kadir era un musulmán chiíta muy respetado, pero coordinaba sus actividades con musulmanes suníes radicales asociados al grupo terrorista islámico Jamaat al Muslimeen (JAM), con sede en Trinidad. "Esto es importante porque la mayoría de la población musulmana en América Latina es sunita, lo que da a Irán y a Hezbolá nuevas vías de acercamiento en la región", dijo Humire a la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre el tema.


Colombia 


Unas semanas después de que el régimen iraní frustrara un atentado terrorista en Kenia, el diario colombiano El Tiempo reveló el fracaso de otro complot terrorista iraní. Esta revelación muestra una vez más cómo América Latina se ha convertido en el campo de operaciones del régimen iraní.


Según El Tiempo, un iraní conocido como Assadi reclutó a dos reclusos mientras compartían una celda en Dubái entre 2017 y 2021. Los tres detenidos estaban cumpliendo condena por delitos anteriores.


Una vez liberados en marzo de 2021, los dos agentes viajaron a Colombia y espiaron a dos empresarios israelíes y a sus familias, identificando sus domicilios, lugares de trabajo y movimientos rutinarios.


Según las autoridades locales, estos agentes habían contratado a sicarios locales para llevar a cabo un asesinato, pero los servicios de inteligencia colombianos frustraron sus planes.


Más tarde se reveló que los terroristas de Teherán también habían intentado atentar contra diplomáticos estadounidenses, señalando que las autoridades colombianas habían detenido y expulsado a dos agentes de Hezbolá, presumiblemente los mismos dos sicarios reclutados en Dubai.


La presencia del régimen en Colombia no es sorprendente, ya que el país es sede de una importante operación de propaganda iraní, comparte frontera con Venezuela y alberga una importante comunidad chií libanesa que ha estado implicada en la financiación del terrorismo. Colombia también tiene vínculos comerciales, diplomáticos y de seguridad con Estados Unidos e Israel, lo que proporciona un entorno rico en objetivos para el régimen iraní.


Conclusión 


Los hechos anteriores sólo muestran la punta del iceberg y la creciente amenaza del régimen iraní en Sudamérica. La actual administración estadounidense ha dialogado con el régimen de los mulás, optando por frenar las ambiciones nucleares de Teherán. Sin embargo, esta alarmante información aclara que no hay tiempo para cometer errores, ya que los mulás están aumentando su presencia en el patio trasero de Estados Unidos.


Desde su fundación en 1979, la teocracia gobernante de Irán ha intentado causar estragos en todo el mundo o exportar sus crisis internas para mantener su frágil control del poder en casa. Los mulás han dilapidado la riqueza nacional en el terrorismo, dejando a los iraníes de a pie en la más absoluta pobreza y miseria.


Las negociaciones con el régimen terrorista de Teherán sólo lo envalentonan para continuar con sus actividades malignas. Los recientes complots terroristas frustrados en África, Europa y Sudamérica son una prueba de que Teherán considera el terrorismo como una palanca y explota el actual enfoque débil de los gobiernos occidentales para continuar con sus actividades malignas.


Para neutralizar las amenazas del régimen, la comunidad mundial debe mantener las sanciones al régimen y aumentar su presión sobre la teocracia gobernante. La única manera de detener el terrorismo global de Teherán es ponerlo de rodillas ejerciendo una política decisiva.


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