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3 de agosto (UPI) - La noticia de que el líder del partido español de extrema izquierda Unidas Podemos, recibió 9,3 millones de dólares durante tres años del régimen iraní, ha arrojado finalmente luz sobre lo que muchos sospechaban desde hace tiempo.

El Mundo, el segundo periódico más importante de España, informó el mes pasado que la División de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la policía española, había establecido que entre 2012 y 2015, la empresa de medios de comunicación 360 Global Media, propiedad del líder de Podemos, Pablo Iglesias, había recibido más de 9 millones de euros de Irán.

Según El Mundo, las pruebas recogidas por la policía y su comité contra el blanqueo de capitales habían identificado cómo, 16 empresas sospechosas de blanqueo de capitales, transfirieron el efectivo a 360 Global Media, esto a través de Emirates NBD (National Bank of Dubai) y otros bancos intermediarios.

La mayor parte de las transferencias se hicieron a 360 Global Media, que produce programas para Hispan TV, el canal vía satélite en español de la cadena pública iraní IRIB. Hispan TV está dirigida por el ciudadano iraní, Mahmoud Alizadeh Azimi, y sus programas se dirigen principalmente a países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Nicaragua y México.

Desde hace tiempo, se ha asumido la manipulación de medios de comunicación occidentales por parte del régimen teocrático. Durante décadas, los mulás se han dedicado a satanizar al principal movimiento de oposición democrática, la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI-MEK), a la que temen y odian con una pasión visceral. La llamada prensa de izquierdas y anti-norteamericana se ha mostrado especialmente sensible a la manipulación iraní, con artículos ridículos y mal fundados aparecidos en The Guardian, The Independent, Channel 4 News, Der Spiegel y el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Estos artículos repiten invariablemente las mismas tonterías propagandísticas del Ministerio de Inteligencia y Seguridad de los mulás, que mantiene una red de espías, agentes y supuestos "periodistas amigos" en todo el mundo.

En julio pasado, en Alemania, una sentencia judicial puso de manifiesto esta campaña de satanización. El Tribunal Regional de Hamburgo dictaminó que el Frankfurter Allgemeine Zeitung, había infringido las normas periodísticas básicas en un artículo en el que traicionaba al MEK, enfrentando multas de hasta 293.000 dólares por cada una de las tres afirmaciones infractoras, el tribunal ordenó borrar del archivo en línea y prohibir su publicación.

El veredicto del tribunal de Hamburgo hizo eco de una sentencia similar contra Der Spiegel en marzo de 2019, tras un recurso legal del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán y la coalición de movimientos de la oposición iraní, cuyo principal componente es el MEK. En ambos casos judiciales, las pruebas presentadas expusieron sin lugar a dudas que el MEK era la fuente de mentiras y desinformación contra la oposición iraní.

Otra prueba de esta campaña de desinformación surgió en Albania en julio, cuando el gobierno albanés expulsó a un ciudadano iraní, Dabiel Kassrae, quien también contaba con la nacionalidad italiana. Fue devuelto a Italia, con una orden firmada por el ministro del Interior, Sander Lleshaj, y se le prohibió volver a Albania durante 15 años. Kassrae se hizo pasar por periodista tras trasladarse a Albania hace cuatro años, al mismo tiempo que varios miles de simpatizantes del MEK eran reubicados en Tirana tras huir de la persecución en Irak.

Disfrazado de periodista, Kassrae acudía con frecuencia al recinto en el que se alojaban los refugiados iraníes, y trató repetidamente de reclutar a algunos de ellos para que se pronunciaran contra el MEK. Resultó que trabajaba para el régimen de los mulás y fue declarado persona non grata y expulsado de dicho país.

Kassrae es sólo el ejemplo más reciente de un iraní expulsado de Albania. En enero, dos diplomáticos de la embajada iraní en Tirana, Mohammad Ali Arzpeima Nemati y Seyed Ahmad Hosseini Alast, fueron expulsados tras descubrirse que eran agentes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y que conspiraban contra los partidarios del MEK en Manza. También se descubrió que eran estrechos colaboradores de Qassem Soleimani, el líder terrorista de la fuerza Quds de ultramar de Irán, quien murió en un ataque estadounidense con drones en enero.

Es la segunda vez que los diplomáticos iraníes son expulsados de Albania. En diciembre de 2018, el embajador y el primer secretario iraníes fueron declarados personae non gratae por el primer ministro albanés, Edi Rama.

El régimen iraní ha quedado al descubierto por la compra de influencia en publicaciones occidentales de izquierdas. Esto debería hacer sonar las alarmas de los principales periódicos y medios de comunicación, los cuales se contentan con dar bombo a las absurdas y vergonzosas invenciones sobre la oposición iraní, propagadas por un régimen paria que es ampliamente reconocido como patrocinador del terror y el asesinato internacional.

A lo largo de los años, ha quedado claro que la demonización y la difusión deliberada de información falsa sobre el MEK por parte de Teherán, son invariablemente el preludio de posteriores atentados y asesinatos. Se trata de un proceso de ablandamiento, destinado a empañar la imagen de la oposición democrática de Irán a los ojos de la opinión pública, para que las atrocidades posteriores no inspiren una condena mayor. Los medios de comunicación occidentales, que aceptan pagos por debajo de la mesa u otros incentivos del régimen fascista de los mulás para publicar tales invenciones, deberían avergonzarse.

Struan Stevenson es el coordinador de la Campaña para el Cambio en Irán. Fue diputado al Parlamento Europeo en representación de Escocia (1999-2014), presidente de la Delegación del Parlamento para las Relaciones con Irak (2009-14) y presidente del Intergrupo Amigos de un Irán Libre (2004-14). Da conferencias a nivel internacional sobre Oriente Medio y es también presidente de la Asociación Europea para la Libertad de Irak.

Hasta ahora, la Casa Blanca se ha mostrado reacia a aceptar la petición del régimen iraní de retirar al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado como condición para restablecer el cumplimiento del acuerdo nuclear con Irán de 2015. Las negociaciones para restablecer el cumplimiento mutuo del Plan de Acción Integral Conjunto se iniciaron hace más de un año en Viena, pero se han topado con varios obstáculos, el último de los cuales parece ser la negativa de Irán a dar marcha atrás en su ultimátum sobre la IRGC.

Ante la obstinación iraní, varios legisladores y comentaristas políticos estadounidenses han expresado su preocupación por que la administración del presidente de EE.UU., Joe Biden, ceda primero y acepte más concesiones, en lugar de dejar que el JCPOA se derrumbe de una vez por todas. La administración había declarado inicialmente que quería lograr un acuerdo nuclear "más largo y más fuerte" en las negociaciones de Viena, pero este objetivo aparentemente se vino abajo, ya que Teherán se negó explícitamente a negociar cualquier cosa que no fuera una vuelta al alivio de las sanciones bajo los términos originales del acuerdo de 2015.

Varios congresistas republicanos, así como algunos aliados de EE.UU. en la región de Oriente Medio, han criticado recientemente a la Casa Blanca por avanzar, en cambio, en la dirección de un acuerdo "más corto y más débil". Aunque los republicanos son casi unánimes en su oposición al acuerdo que se está gestando, el JPCOA tampoco ha sido nunca especialmente popular entre los demócratas. Cuatro senadores demócratas votaron a favor de una resolución de desaprobación cuando se cerró el acuerdo original, y el JCPOA acabó avanzando sobre la base del procedimiento, a pesar de la oposición mayoritaria de los legisladores.

Este escepticismo, así como la oposición frontal a un nuevo acuerdo con Irán, parece haber aumentado significativamente desde que quedó claro que un acuerdo en Viena sería improbable mientras la IRGC siguiera en la lista de terroristas de Estados Unidos. Mientras que en febrero 33 legisladores republicanos firmaron una carta en la que recordaban al presidente Biden su responsabilidad de llevar un nuevo acuerdo al Congreso para su consideración, otra carta, fechada el 14 de marzo, fue firmada por todos los 50 senadores republicanos en activo menos uno y contenía un lenguaje mucho más contundente. Afirmaba que "si la Administración acepta un acuerdo" que no detenga de forma concluyente el avance de Irán hacia las armas nucleares y que al mismo tiempo aborde el intervencionismo regional del régimen, el desarrollo de misiles balísticos, etc., entonces "los republicanos harán todo lo que esté en su mano para anularlo".

Incluso esta carta parecía asumir que los republicanos en cuestión actuarían en oposición a todos o la mayoría de sus colegas demócratas. Pero esta suposición se vio minada de antemano cuando, el 10 de marzo, once demócratas de la Cámara de Representantes se unieron a diez republicanos para expresar sus dudas sobre la trayectoria de las negociaciones nucleares y presentar 16 preguntas al gobierno de Biden sobre el acuerdo propuesto, incluyendo si el IRGC seguiría en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado.

La conferencia coincidió con una audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado que proporcionó un contexto adicional para la oposición bipartidista a la exclusión de la lista. Tanto el secretario de Defensa, Lloyd Austin, como el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, afirmaron los objetivos y las prácticas terroristas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, incluida su división de operaciones especiales en el extranjero, la Fuerza Qods. Esta entidad es conocida por su papel en una serie de conflictos en la región, como las guerras civiles de Siria y Yemen, así como por apoyar y promover grupos terroristas como Hezbolá en Líbano y las Unidades de Movilización Popular en Irak.


En una audiencia anterior, el 15 de marzo, el general Frank McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos, dijo que el CGRI era "la mayor amenaza para la seguridad y la estabilidad regionales en el día a día". Al día siguiente, el representante Mike Turner de Ohio, el republicano de mayor rango en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, repitió esta descripción y dijo: "La noticia de que la Administración Biden está considerando eliminar al IRGC de la lista de organizaciones terroristas extranjeras es preocupante. Debemos permanecer atentos para proteger a nuestra nación y a nuestros aliados, como Israel, de las crecientes y potenciales amenazas. Sin duda, esto no se logrará eliminando al CGRI de esta designación y podría afectar a la capacidad de nuestro gobierno para detener a los malos actores."

Hasta ahora, 20 legisladores demócratas han expresado cierta disposición a trabajar con los republicanos para lograr este objetivo. Por supuesto, otros pueden tener la misma voluntad, aunque no la hayan hecho pública. También es posible que algunos hayan expresado sus preocupaciones en privado a colegas de ambos partidos. De hecho, así lo sugirieron las declaraciones del miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Michael McCaul, cuando él y otros 14 republicanos celebraron una conferencia de prensa por separado el mismo día que Gottheimer y otros demócratas.

"Si cuento a los jefes de bancada, veo a muchos demócratas que están con nosotros", dijo McCaul, señalando que sólo 218 de los 435 miembros de la Cámara necesitan apoyar una "moción de aprobación de la gestión" para eludir el liderazgo partidista de la Cámara y forzar una votación en el pleno sobre una resolución que se oponga a cualquier acuerdo que la Casa Blanca pueda hacer con Irán.

Pero con las conversaciones de Viena todavía en pausa indefinida, parece cada vez más incierto que se pueda llegar a un acuerdo. McCaul describió la posible exclusión de la IRGC de la lista como una "píldora venenosa" que podría acabar con el ya tímido apoyo de los demócratas a un acuerdo. La Casa Blanca es sin duda consciente de esta evaluación y puede incluso haber llegado a la misma conclusión tras las recientes declaraciones de preocupación. La administración no ha hecho ninguna nueva indicación pública de su voluntad de considerar la retirada de la lista e incluso ha impuesto nuevas sanciones a entidades con vínculos con el programa de misiles balísticos del CGRI.

El 22 de marzo, el representante Scott Franklin (republicano de Florida) y otros 86 republicanos de la Cámara de Representantes escribieron una carta al secretario Blinken oponiéndose a la eliminación de la designación de organización terrorista extranjera del IRGC. Se teme que la eliminación de la designación forme parte de un acuerdo que concluya las negociaciones de Viena sobre el programa nuclear de Irán.

El 6 de abril de 2022, el congresista demócrata Josh Gottheimer, de Nueva Jersey, emitió una declaración conjunta en la que anunciaba que "18 congresistas demócratas se han unido para expresar su preocupación por el inminente acuerdo con Irán. Los informes indican que Estados Unidos ha llegado a la fase final de las negociaciones en Viena con Irán, el principal Estado patrocinador del terrorismo del mundo".

Si algo puede decirse de las nuevas condiciones establecidas por el régimen iraní en la mesa de negociaciones de Viena es que Teherán está tanteando moral y políticamente las aguas en Washington. Al poner en peligro el destino de todo el JCPOA pidiendo a la administración de Biden que retire su juicio sobre si matar a estadounidenses y aliados de EE.UU. en Oriente Medio es o no terrorismo, porque si no lo es, Teherán tomará represalias con terrorismo nuclear, el resultado envía un mensaje al régimen y a otros agresores autoritarios de todo el mundo.

Por lo tanto, ceder y esperar que este régimen acabe adhiriéndose a sus compromisos es peligrosamente ingenuo y se subestima, y afortunadamente, esta comprensión es cada vez más bipartidista.

El diario The Guardian el día12 de abril, reveló que Teherán está contrabandeando secretamente armas a Rusia para apoyar a Putin en su guerra de invasión en Ucrania. El régimen iraní también está organizando una campaña de propaganda para ganar el favor de Rusia hacia su causa.

"Un sistema de misiles Bavar 373 de fabricación iraní, similar al S-300 ruso, también fue entregado a Moscú por las autoridades de Teherán, que también envió de vuelta un S-300", informó The Guardian, citando a una fuente que ayudó a organizar el envío.

Está claro que las acusaciones de atrocidades cometidas por las fuerzas rusas contra civiles, quienes fueron encontrados con disparos en la cabeza y las manos atadas a la espalda, no afectarían a la posición de Teherán en su apoyo a Moscú.

No es de extrañar que los mulás de Teherán, cuyo presidente es Ebrahim Raisi, conocido como "Juez de los ahorcamientos", y quienes ostentan el récord de ahorcamientos per cápita, apoyen estos crímenes contra la humanidad.

Lo que resulta verdaderamente sorprendente, es el afán de los gobiernos occidentales por restablecer el muy defectuoso acuerdo nuclear iraní de 2015, y todavía ofrecer innumerables concesiones al régimen. Recientemente, se ha especulado mucho sobre la voluntad del gobierno estadounidense de eliminar el nombre del Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria (IRGC por sus siglas en inglés) de la lista de FTO (Foreign Terrorist List).

Trabajar en esta noción tan disparatada, mientras Teherán continúa con su aventurerismo regional, ahora extendiendo su brazo hacia Ucrania, y desafiando a los gobiernos occidentales, solo envalentonaría a los mulás de Teherán a perseguir sus grandes ambiciones sin sentir remordimientos.

El acuerdo nuclear de 2015, conocido oficialmente como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), debía limitar el programa nuclear de Irán. Teherán se limitó a poner en pausa su programa nuclear a cambio de miles de millones de dólares en efectivo y el alivio de las sanciones.

Ahora parece que el nuevo acuerdo nuclear ofrecería a los mulás terroristas más de cien mil millones de dólares, en concepto de alivio de las sanciones, así como la exclusión del IRGC de la lista de terrorismo. Firmar un acuerdo con Irán y además ofrecerle a su régimen más concesiones, allanaría el camino para que adquiera una bomba nuclear y que aumente su violencia alrededor del mundo.

El mundo entero está sufriendo los efectos de la guerra en Ucrania. Pero no debemos olvidar que la crisis actual es el fruto envenenado del apaciguamiento. Antes de la guerra en Ucrania, tuvimos el bombardeo ruso de Alepo, en Siria, el uso de armas químicas por parte del régimen sírio contra su población civil y el terrorismo rastrero de Irán a través de sus apoderados. Sin embargo, los líderes mundiales no respondieron, temiendo que cualquier firmeza condujera a un mayor caos.

Los actuales líderes mundiales están repitiendo los mismos errores que cometieron sus contrapartes europeas en los años treintas del siglo XX, orillándonos a la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuándo se aprenderá la lección? ¿Cuántos dictadores más tendrán que ser cortejados y recibir inmensos privilegios antes de que aprendamos? Cualquier desacuerdo con la firmeza es una invitación, no una disuasión, a los regímenes autoritarios.

El mundo ya no tiene tiempo para mitigar las crisis globales creadas por los estados canallas. Si las democracias occidentales continúan erróneamente, apaciguando al régimen iraní, pronto veremos cómo un Irán con armas nucleares amenaza la paz y la seguridad mundiales. ¿Qué haremos cuando el orden internacional se derrumbe? Deberíamos castigar al fascismo religioso en Irán imponiendo sanciones más duras. Cualquier acción laxa sólo ayudará al régimen a seguir causando estragos en el mundo.

La muerte de un preso se considera una ejecución extrajudicial, que es un crimen internacional

Devolución mortal de presos enfermos

Amnistía Internacional también ha documentado las fatales consecuencias de que las autoridades penitenciarias impidan la aplicación de procedimientos estándar o retrasen el traslado de urgencia al hospital de presos gravemente enfermos.

Amnistía también documentó cómo las autoridades penitenciarias negaron a los presos una atención médica adecuada mientras estaban en prisión. La denegación de pruebas diagnósticas y exámenes, revisiones periódicas y cuidados postoperatorios agravó los problemas de salud de los presos ya enfermos. Les infligieron más dolor y sufrimiento. En última instancia, causaron o contribuyeron a su muerte prematura.

Se niega la atención médica a las presas políticas

Entre las presas políticas a las que actualmente se les niega la atención médica se encuentra la presa política kurda Zeinab Jalalian. En la cárcel sufre varias enfermedades, como asma, pterigión, aftas y molestias gastrointestinales. El Ministerio de Inteligencia ha condicionado el tratamiento médico de Zeinab a que exprese su arrepentimiento, coopere con el Ministerio de Inteligencia y participe en entrevistas televisadas. Lleva en cautividad desde 2007 sin un solo día de descanso, ni siquiera para recibir tratamiento médico.

Fatemeh Alizadeh, de 53 años, de Kermanshah, también murió en la Prisión Central de Urmia en abril de 2020. Estaba en estado crítico un día antes de perder la vida. Aunque informaron al personal médico, ninguno de ellos actuó para salvarla. Fatemeh Alizadeh se infectó con el coronavirus en la cárcel.