Para detener el terrorismo en nombre del Islam, hay que apuntar a su corazón en Teherán

By Amigos españoles de Irán libre - febrero 06, 2022

 


Artículo fuente 

Prof. Alejo Vidal Quadras


Tras la muerte del líder del Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Qurayshi, en una redada militar estadounidense el jueves 3 de febrero, el presidente Joe Biden destacó que "este horrible líder terrorista ya no existe". Aunque hay que aplaudir esta victoria, ¿se ha acabado el terrorismo bajo la bandera del Islam?


La administración Biden ha asestado, en efecto, un importante golpe a los terroristas del EI. Pero su lucha contra el terrorismo contrasta fuertemente con su débil enfoque hacia el Estado patrocinador del terrorismo más activo del mundo en la actualidad, mientras intenta revivir el fatalmente defectuoso acuerdo nuclear de 2015.


El acuerdo de 2015, comúnmente conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), ofrecía a los mulás una ganancia inesperada de dinero a cambio de limitaciones casi potemáticas en su programa nuclear clandestino.


La teocracia iraní gobernante ha utilizado este dinero para seguir apoyando al régimen asesino de Bashar al-Assad, para fomentar una purga sectaria en Irak en nombre de la lucha contra el ISIS, para financiar y armar al terrorista Hezbolá en el Líbano, y para financiar y entrenar a los Houthis en Yemen, cuyos objetivos se extienden ahora más allá de Arabia Saudí.


El terrorismo bajo la bandera del Islam se ha convertido en una amenaza global, pero no debemos olvidar el origen de esta amenaza. Cuando Ruhollah Jomeini fundó el "Estado Islámico" en Irán en febrero de 1979, pidió explícitamente la creación de una media luna chiíta. Los mulás institucionalizaron la exportación de la "revolución", que es su interpretación extremista del Islam.


Teherán prolongó una guerra devastadora con Irak durante ocho años, matando a millones de personas en ambos bandos y dañando gravemente la infraestructura de ambos países. Jomeini prometió continuar la guerra entre Irán e Irak "hasta que se rompa la última casa de Teherán".


Jomeini murió poco después de la guerra, pero su sucesor, Alí Jamenei, ha continuado su legado hasta hoy. Teherán formó la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria (IRGC) en 1989 para llevar a cabo su política belicista. El comandante de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, muerto en un ataque con drones en 2020, era el cerebro de las operaciones terroristas del régimen iraní en Oriente Medio.


Pero el terrorismo desenfrenado de Teherán no se ha limitado a esta región. El 5 de febrero se cumple el aniversario de la histórica condena de Assadollah Assadi, un diplomático de Teherán afincado en Viena, que conspiró para hacer estallar el mitin de la oposición en Francia en 2018. Assadi entregó personalmente la bomba a sus otros dos cómplices, mientras que un tercer agente fue detenido en Francia. El tribunal de Amberes (Bélgica) condenó a Assadi y a sus cómplices a penas de entre 15 y 20 años de prisión, subrayando que el atentado fallido era una muestra de "terrorismo de Estado".


El lugar donde Assadi se disponía a detonar en Francia estaba lleno de casi 100.000 iraníes y cientos de dignatarios internacionales, entre ellos altos funcionarios y ex funcionarios, así como muchos legisladores europeos. Si la bomba hubiera estallado, muchos de ellos y miles más podrían haber muerto o quedado mutilados.


Teherán ha continuado con sus actividades terroristas desde la condena de Assadi y la red que coordinaba en toda Europa sigue intacta.


El presidente Biden y su equipo deberían recordar que los diplomáticos iraníes con los que pretenden reunirse directamente no son diferentes de Assadi. Hossain Amir Abdollahian, ministro de Asuntos Exteriores de Teherán, se ha jactado descaradamente de seguir el camino de Soleimani.


El régimen canalla de Teherán ha dejado claro que no tiene intención de poner fin a su aventurerismo regional y sigue decidido a adquirir una bomba atómica. Para ello, ha producido uranio metálico, cuyo único objetivo es construir un arma, y ha enriquecido uranio por encima del nivel permitido por el JCPOA. Mientras los funcionarios occidentales dan largas a las negociaciones nucleares y dudan en castigar a Teherán por su beligerancia, los apoderados Houthi de los mulás atacan a los aliados de Estados Unidos en la región.


En resumen, si no se responsabiliza al régimen iraní, la lucha contra el terrorismo no es más que retórica vacía. El ISIS es la versión suní del grupo terrorista iraní Estado Islámico, que ha causado estragos en la región y ha matado a iraníes bajo la apariencia del Islam "chiíta".


Los gobiernos occidentales, especialmente Estados Unidos, deberían adoptar una política firme hacia el régimen iraní. Dar a Teherán una nueva ganancia sólo conduciría a nuevas crisis en la región. El régimen no debería recibir ningún tipo de alivio de las sanciones. Por el contrario, los mulás deben ser castigados por sus acciones. La cabeza de la serpiente del terrorismo y del fundamentalismo islámico debe ser aplastada en Teherán.


De lo contrario, el pueblo inocente de Irán y de Oriente Medio, así como los ciudadanos de otros países, pagarán un alto precio por un mal acuerdo con un régimen terrorista que no tiene reparos en llevar a cabo ataques terroristas para preservar su poder.




Alejo Vidal-Quadras, catedrático español de física atómica y nuclear, fue el primer Vicepresidente del Parlamento Europeo de 2004 a 2007. Actualmente es presidente del Comité Internacional en Busca de Justicia (CIJ), con sede en Bruselas.


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