Los recientes actos hostiles del régimen clerical, confirman que la cabeza de la serpiente del belicismo, está en Teherán. El régimen es la fuerza impulsora, detrás de la guerra que ha escalado desde el 7 de octubre a nuevas dimensiones. El régimen sigue siendo un instigador clave de este conflicto, a pesar de la oposición del pueblo iraní. Este conflicto sirve al propósito del régimen, para reprimir posibles levantamientos dentro de Irán.

Poner fin al belicismo y al terrorismo del régimen, así como impedir que adquiera una bomba nuclear, sólo se puede lograr mediante los esfuerzos del pueblo iraní y su Resistencia, incluidos sus levantamientos organizados. Es imperativo que el régimen clerical sea reconocido como una amenaza a la paz y a la seguridad globales, según el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.

Estos días, los líderes de la UE en Bruselas, están buscando una solución a la escalada del conflicto que se está extendiendo por todo Oriente Medio y más allá. Durante 40 años, la Resistencia iraní ha afirmado con vehemencia, que este régimen es la cabeza de la serpiente del belicismo y el terrorismo, y el epicentro del fundamentalismo islámico. Los acontecimientos recientes, han subrayado la validez de esta afirmación.

Si la Unión Europea pretende evitar una mayor escalada del conflicto y salvaguardar la paz, debería priorizar las siguientes acciones concretas: Designar al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria (CGRI), como principal instrumento de belicismo y terrorismo; y reconocer la lucha actual del pueblo iraní contra ello. Activar el mecanismo de retroceso y hacer cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, para evitar que el régimen clerical adquiera una bomba nuclear.

Por otro lado, la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7 en Italia, puede responder a la urgente necesidad de lograr la paz global, y prevenir la escalada del conflicto que amenaza a Oriente Medio y al mundo, designando al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria (CGRI), como organización terrorista, utilizando el mecanismo de retroceso de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y activando las resoluciones del Consejo de Seguridad, contra los proyectos nucleares del régimen iraní.