Seguidores de Jesucristo y Santa María,

¡Trabajadores por la libertad, la hermandad y la paz alrededor del mundo!

¡Feliz navidad! Felicitaciones por el gozoso y bendito nacimiento de Jesús, hijo de María.

Extiendo mis infinitos saludos a Jesucristo y a la Virgen María, a quienes los ángeles dijeron: “¡Oh María! Dios te ha elegido y te ha purificado; te escogió por sobre las mujeres de todas las naciones”. (El Sagrado Corán, La Familia de Imran, versículo 42)

Saludo al Profeta que resistió a los fariseos, se negó todo compromiso con ellos, instando a sus compañeros y rebeldes a abrazar la compasión, el perdón unos hacia otros y hacia su pueblo. Predicó: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Cristo fue elegido para cumplir las palabras “aquellos que tienen hambre y sed de justicia”. (Mateo 5:6)

Hoy, su lugar de nacimiento está impregnado de sangre y dolor. El monstruo del fascismo religioso enciende las llamas de la guerra en Medio Oriente, para aferrarse a su poder decadente. Se sacrifican vidas inocentes y nuestros jóvenes enfrentan la horca, un grupo tras otro, en ciudades de todo Irán. Los seguidores de otras religiones soportan la opresión, mientras que el pueblo de Irán languidece en la pobreza y el hambre debido a un saqueo implacable.

El reinado de la guerra y la represión de los mulás refleja una historia concisa, que abarca desde Nimrud y el faraón, hasta los perpetradores de la violencia contra Jesucristo y los adversarios del profeta Mahoma.

Para seguir a los mensajeros que abogan por la unidad, la libertad y la revolución, hay que enfrentarse al enemigo despiadado que orquesta el conflicto en el Medio Oriente, obstruyendo el camino del levantamiento del pueblo iraní. Este adversario se nutre de la masacre de personas inocentes. Los habitantes de esta región, que incluye chiítas, suníes, cristianos, musulmanes y judíos, no son adversarios entre sí. Más bien, aspiran a vivir juntos en paz, fomentando la amistad, la tolerancia y la convivencia.

Nuestros grandes profetas, desde Abraham hasta Moisés, Jesús y Mahoma, transmitieron un mensaje unificado: liberar a la humanidad de las cadenas de la ignorancia, la superstición, la tiranía y la explotación. Que la paz y las bendiciones de Dios sean con ellos.

Que la lucha incesante y el sacrificio de quienes luchan por la justicia (las Unidades de Resistencia, los manifestantes y el valiente ejército de liberación del pueblo iraní) conduzcan a la erradicación permanente del patrocinador de la guerra y el terrorismo: la dictadura religiosa en Irán.

Que la paz y la libertad envuelvan a las naciones del Medio Oriente. Como está escrito en el Zabur de David: “¡Qué bueno y qué agradable es cuando el pueblo de Dios vive unido en unidad!” (Zabur de David, Salmo 133:1, 3)

Extiendo mis felicitaciones anticipadas por el Año Nuevo 2024, esperando la renovación del mundo mediante el derrocamiento de la dictadura religiosa reaccionaria en Irán.

La paz sea con Jesucristo.

La paz sea con la Virgen María.